A poco de llegar a su tierra mirando desde la ventana las quebradas,
los valles donde niño pastaba sus cabras, por la dulce emoción muere de un ataque al corazón en
el asiento de copiloto del carro
engarzado en la correa de seguridad.
Tras la agitación, desconcierto y la inútil reanimación del
anciano es llevado por unos familiares
el cadáver en una ambulancia a un nosocomio cercano para los rigores del caso.
Otros se quedan en el couster al cuidado de los niños. Un niño apeado del
carro le pregunta a un tío
-¿Qué ha pasado con el abuelo?-Ha partido
-¿A dónde?
El tío mira a su sobrino, aproximadamente de cinco años, sopesa
si la respuesta que le va a dar la va comprender. Lo lleva a un pequeño riachuelo, se sientan sobre unas piedras
cerca al arroyo, coge un poco de agua en la palma de la mano y le empieza a
decir la siguiente alegoría:
-El abuelo está aquí –le señala el poco de agua- no ha partido,
permanece aquí en el contenido del agua.
Señalando el cauce, dice, Se irá tras un recorrido (la vida) al mar y
luego por la incandescencia del sol (la muerte empieza por una especie de
calor que se asemeja la fiebre) se
evaporará y formará nubes que después descargará la lluvia y formará picos, nevados y, luego, éstos al deshelarse formará
riachuelos que volverán de nuevo al mar para renovar el ciclo. Por fin
pregunta:
-¿Entiendes dónde está tu abuelo?
Responde el niño:-Si, se ha evaporado.
(Pasaje de la película alemana Almanya de Yasemin Sandereli)
No hay comentarios:
Publicar un comentario