Masticaba la incomprensión de los hijos por los padres.
Pero era un parque engalanado de flores que una llamó
mi atención.
Corté débil tallo y tenía en mi mano una dorada flor
con veta azulina.
Cuando llegué a casa se lo planté en el peinado de mi
madre.
-¡No!, me dijo quitándosela. No soy gitana. Déjame fea
como soy.
-Es una bonita
flor que te va volver más bonita de lo que eres, dije.
-¡No, déjame! Me gusta mostrarme como soy.
-Pero es una flor creada por dios, tantee.
-¡No! Las flores se han hecho para el florero y se
paña un ramo, no una.
Entonces
hice ademán de volver a la calle diciendo:
Voy por más.
Ella lo tomó como cierto y, rápida, me atajó.
-¡No, estás loco! La gente se va molestar por arruinar
su jardín.
Como me vio riendo me preguntó ¿En verdad ibas a ir?
Entonces
también se puso a reír que es lo que quería.
(No se que va ser de mi vida el día que me faltara)
No hay comentarios:
Publicar un comentario