viernes, 9 de mayo de 2014

José Antonio Raimondi


Llegó al Perú este italiano en 1850 porque en su país había una división enconada entres  milaneses y  diversa monarquías. Estuvo 40 años en el Perú de los cuales 20 años estuvo viajando.
Cuando llegó a Huanchar, Chavín, los residentes le recibieron y le invitaron un almuerzo típico del lugar: una huatia con carne variada para lo cual le invitaron a la mesa  que estaba en la arcada fuera de la casa porque la mesa  era  piedra larga de un solo trazo y ocupaba un largo extenso y  ancho de apenas, al cálculo, de 25 cms.   Raimondi mientras comía reparó que la mesa era un monolito tallado y pujado en un jeroglífico que en ese momento por el polvo que le cubría no pudo descifrar. Como hombre ilustrado, no tenía titulo alguno pero era sabio en botánica, biología, arqueología,  historia y otras disciplinas, intuyó  que estaba ante un tesoro escondido y decidió comprarlo; y tras una exacerbada puja acuerda finalmente el poseedor la venta en treinta soles de oro antiguo.
Pero el problema era traerlo  a su casa de Lima donde estaba  su taller de refacción. El monolito media 5 metros de largo y dos toneladas de peso y en ese tiempo los caminos eran estrechos,camino para cabras y otros animales, no había vías carrozables, tuvo que agenciare de ingenieros y dinamita para abrir paso hacia la capital en ardua labor.
Cuando los chilenos llegaron a Lima en la conflagración de la guerra del pacífico   se dispusieron saquear casas, residencias e instituciones públicas  como lo hicieron con nuestros libros de la Biblioteca Nacional que se lo robaron y aun no nos devuelven.
Entonces Raimondi temió que saquearan  la suya  donde estaba el monolito e ideó colocar  la bandera italiana en su propiedad de  tal forma que los chilenos no entraran, de lo contrario, se originaría un conflicto con Italia.   Enterado de esa sapiencia de Raimondi el gobierno de Italia ordenó que de su embajada  y residencias  enviaran todas las cosas de valor a Italia que, para ellos, era patrimonio de Italia pero cuando entraron en la casa de Raimondi éste dijo:
-¡No, ese monolito no es Italia, es de los peruanos!

José Antoni Raimondi resumió su estancia en el Perú en seis volúmenes y puso como titulo Mi Perú.
El lanzón monolítico se encuentra en la parte central del Templo Antiguo.

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