sábado, 17 de mayo de 2014

La clase de amigos que tengo


Un amigo al visitar mi tienda hace muchos años quedó impresionado de la  opulencia de mi negocio y  departimos largo rato tratando él sonsacarme cómo lo hacía y hurgaba cuál era la clave de mi éxito y, al final, de conversación simpática   me aceptó un generoso presente.
 Volvió  muchos años después, esta vez, lo vio tan deprimido,  que no quiso aceptarme una gaseosa que le invitaba. Tan consternado me habrá visto que   adujo estar apurado , se disculpó y prometió volver pronto. En su pobre raciocinio   no quiso confabularse aceptándome un simple cumplido. Lo que yo quería  era conversar y por medio de ello cómo salir de la crisis recibiendo la  opinión de mi amigo.

Cierto es, en la bonanza todos te visitan en la estrechez te desdeñan.

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