Una vez Goyiosto
recibió unos payos (1) y generoso les recibió amablemente, les invitó beber, a cenar y les dio alojamiento una
semana. Goyiosto era un gitano bueno, asequible y bondadoso
¿Qué paso? Los payos se lo tiraron a su esposa.
Y Goyiosto
preguntó a los payos: cómo era posible que hicieran tal afrenta a pesar
que le dio de beber, cenar y alojamiento. Los payos dijeron:
-¡Pero si eres un gitano! Además te vamos a dar dinero.
Viven ustedes miserablemente pero les vamos
ayudar, cuenten con nosotros.
Pero esos payos nunca volvieron.
Goyiosto se enteró
que su mujer bajaba del
campamento a la ciudad a reclamar a los payos el dinero que le debían.
Un día la interceptó en el bosque y la mato.
Te cuento, esto, Aniceto, para que nunca confíes en
los payos.
(1) Llaman los gitanos payos a los que
para ellos son castellanos y en ese saco meten a todo el mundo que no sea
gitano.
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