Anne Jarvis acompañó su cruzada con claveles blancos,
flores que llevaba a su madre en cada aniversario de muerte. Las florerías, por
supuesto, no dudaron en apoyarla. Tampoco dudó John Wanamaker, un magnate dueño
de una de las primeras tiendas por departamentos.
En 1914, Anne Jarvis logró su cometido: el presidente
Woodrow Wilson estableció la fecha como feriado nacional. Pero a los pocos años
el Día de la Madre ya se había convertido en una fiesta para los negocios. Los
claveles blancos, de acuerdo con la revista Forbes, se vendieron como nunca.
Las compañías de tarjetas de felicitaciones hicieron su agosto. Y Wanamaker
comenzó a ofrece en el restaurante de su centro comercial la ensalada Día de
la Madre...
Anne Jarvis se peleó con sus auspiciadores y usó todos
los recursos que tenía para que el Día de la Madre fuera anulado del calendario
festivo nacional.
Murió pobre y frustrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario