-Alicia te toca (le toca presentarse en el escenario)
-Espera, responde. Recordó, entonces, que había un
especialista en vías urinarias en el Hospital
Militar que ella conocía.
-Alicia, por favor, la gente está esperando
-Espera…
Alicia buscó en
la guia de teléfono el nombre del galeno, doctor Gavilano, le llamó, le explicó
el caso y al notar el mutis al otro lado de la línea, agregó:
-Doctor Gavilano, le ofrezco un recital gratis para cualquier lugar y día
-No se preocupe, respondió el doctor, en el momento me ocupo del caso Lévano. Olvídese
del recital.
César Lévano se retiró de ésta llamado por el
PCP-Mayoría formó un órgano de prensa llamado Momento, salía cada quince días del cual era director.
Su padre fue Delfin Lévano , precursor de los sindicatos; su abuelo Manuel Carxido Lévano
fue luchador social]
-Si no paga no sale, son 6.000 soles diario por el
cuarto. Lévano había estado 55 días en el Hospital Militar, la factura ascendía
a 330 mil soles, año 1978.
Había sido detenido por Velasco Alvarado por ser instigador
al paro nacional que había empezado el primero de mayo; los días siguientes a
su detención sufrió la incontinencia grave por uno cálculos que se le reventaron,
dijo:
-Yo me quedo, no puedo pagar porque no tengo dinero y
si tuviera tampoco lo pagaría Me han traído preso, me han tenido incomunicado,
no me atendieron muchos días porque no
había la bendita orden para hacerlo ¿Y debo pagar 6.000 soles, diarios?¿Qué es esto?
Varios funcionarios de Hospital Militar entraron y
salieron, se llevaron la factura, después
de un rato tras varias llamadas por teléfono le dijeron:
-Señor Lévano puede usted retirarse.
Entonces salió a la avenid Brasil rengueando
porque de niño contrajo la polio Natalia llevaba una pequeña valija, tomó a su
mujer con cariño y le preguntó:
-¿Tienes para el pasaje?
-Si, contestó ella, se tomaron de la mano y subieron a
un microbús lleno de gente.
Se cuenta que después que entró la última llamada,
previo a su salida, había sido enviado a Palacio al jefe del estado Velasco
Alvarado en su ultimo año de vida, también cojo, por ser salvado de una gangrena le habían cortado una pierna.
Preguntó
Velasco:
-¿Lévano, el cojo?
-Si, el mismo.
-¡Que lo suelten!¡Seremos cojos pero no cojudos!
(Libro de referencia: El Secuestro por Alfonso Baella Tuesta)
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