La muerte tiene ojos de escarcha o de frío montuno
Nadie quiere su mirada
Pero todos lo hacen tarde o temprano
Nadie la busca y todos la encuentran en una esquina
[de la calle]
Nadie la desea y vive sola, más siempre está acompañada
del dolor
De muchos o de pocos, de día o de noche,
Da lo mismo
Nadie quiere a la muerte
Nadie quiere
olisquear su aliento
Nadie quiere
encontrar a la muerte
Pero ella te encuentra.
Tito Tricot, chileno
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