domingo, 17 de febrero de 2013

Cosa de viejos


Tomo el Metropolitano, el expreso, desde el cono norte  para bajar  en el paradero Canadá pero como el expreso no utiliza ese paradero decido bajar en  la estación central, en el subterráneo, bajo  el hotel Sheraton y el Centro Cívico que era el edificio más alto del Perú y de ahí enlazar
He viajado sentado  en el asiento contrario al conductor del bus y, además,  dormido  Me desperté justo en la estación central, al salir del bus, me confundo cuál carro tomar, en  la playa de embarque. Doy importancia al hecho de  venir sentado en reversa, motivo de mi confusión  y no me daba cuenta que para tomar los buses de sentido contrario había que cruzar  las máquinas registradoras de pasajes Por los tanto, debía tomar, si o si, el que a cada rato pasaba.
 Una cantidad de avisos  pero no veo una que diga  Canadá
Y no quiero preguntar Como estoy en el túnel no hay un edificio que pueda ver y me sirva de referencia
 Como un idiota avanzo y retrocedo por el parqueo La única forma, pienso, es salir, subir la escalera, ver la calle pero para volver tendría que pagar otro pasaje.  No  puedo dar ese dispendio, además, no quiero preguntar
Hasta que por un tragaluz, una rampa de  acceso del futuro tramo estación central –av. Aviación que conectará los buses con el tren eléctrico veo los cornisamentos del Palacio de Justicia, y me orienté.
El tiempo que quería ganar lo perdí estúpidamente ¡Cosa de viejos! reniego.

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