Uno
¡Diferente,
diferente, todo le parece diferente, las calles, la plaza, la gente… hasta
el sol que le reverbera, a la salida de
la Maternidad, le parece que le brinda
un brillo especial! Lleva en brazos su primer hijo mientras su mujer llama un taxi..
Dos
¡Bienaventurados
los que nada tienen porque de ellos será el Reino de los Cielos!, dice
el Pastor, en su altavoz, de una iglesia
pequeña –protestante- de la ingente
cantidad que hay en Lima, sobre todo, en los Pueblos Jóvenes.
Yo, metido mis manos en mis bolsillos, hago rechinar
dos monedas y pido, lacónicamente: “con tal
que me toque una parcelita…”
Tres
A los sesenta cuando se recibe, generalmente, los honores,
agasajos, de lo que uno forjó en vida, es triste saber, que aquellos que no
hicieron nada notable no tiene qué
celebrar y, menos, que se acuerden de él
¡Ni los hijos!
Estos, esperan siga soleándose en el parque- aunque el sol hace rato se ha
ido- y su presencia no moleste en casa.
Entonces, el sesentón espera con prontitud el arcano.
Cuatro
Hay muchachas de quince que se ríen de cualquier cosa,
hasta de la brisa que hace despeinar a su compañera Se destornillan hasta las
lágrimas, muchas veces, sin justificación
debida Lo peor, ríen cuando estamos presentes Pienso que la risa de las niñas
es la Burlona Vida que , a su
través, se ríen de nosotros.
Cinco
Cuando era niño me decían en el catecismo: una de las
obligaciones de un adulto era visitar a lo enfermos Pero no me dijeron que un
enfermo tenía que visitar a otro enfermo
Y ,éste, se atrevía invitarme su comida porque ¡tenía-yo- una caraaa!
Tengo esa cara
(no la puedo cambiar) por ser
hombre fatalista entregado - diría gozosamente al sufrimiento-
Cierta vez, acompañaba
a mi padre a una eco-grafía y el laboratorito
preguntó, mirándonos a los dos, quién era el paciente.
Seis
El burro, ómnibus de la universidad de San Marcos
atestado de jóvenes desciende por la ensenada- única pista asfaltada
del barrio pobre de Collique- con dirección a la universidad Así es, todas las mañanas
a esa hora casi exacta, seis y media de la mañana.
Julián, un niño de once años, ha ido a comprar el pan,
todos los días ve al burro atiborrado con sus vecino mayores, entonces,
agitando su bolsa de pan , esa mañana ,
regresa estimulado a su casa proyectando
grande ser igual que sus vecinos:
seguir la universidad y ya se ve con sus
cuadernos viajando en el burro.
Una imagen pragmática tiene más legado que miles de
palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario