En vez del crucifico diario que llevo velar por mis siete hijos hubiese programado mi vida de otra manera, decía, Franyo Sandoval
Retrocedió la cinta de la casetera hasta cuando tenia 25 años sin tener mujer e hijos y dijo:
Me levantaría a las seis para salir a comprar la merca en los mayoristas e ir a venderlo en un lugar distante
Regresaría a la dos de la tarde a casa para bañarme, mudarme de ropa Volvería a salir, almorzar en la calle mirando el diario la cartelera del cine, algún partido internacional de fútbol en el estadio Nacional O, alguna ponencia o charla, sobre algún asunto de interés en algún lugar de Lima O, estar a la expectativa de un estreno teatral.
Escogería uno de ellos y asistiría
Luego, volvería, remolonamente, a casa Antes, cenaría cerca Luego, vería televisión por cable, oiría música, leería o escribiría hasta que me canse la vista o el pulso
Si volvería a tener 25 pensaría como Stefan Zwigh:
" No nos preocupaba, ni mucho ni poco, que abrasemos , o no, a las niñas puesto que pensábamos en causar impresión a instancias muy superiores Pasearnos con muchachas nos habría parecido una forma de perder el tiempo y no estábamos dispuesto a malbaratar nuestra preciosas horas en habladurías chatas"
No vi el signo de fuego escrito sobre la pared, se lamentó Franyo Sandoval.
No hay comentarios:
Publicar un comentario