Aquél charro venia posponiendo el asunto que le carcomía el alma: A su padre le habían matado con un tiro por la espalda, decidió:
-Pues, era hora de cobrarse la venganza .
Para ello dejó su hacienda, cabalgó harto, montando su caballo blanco de un lado de la región al otro.
Vadeo tres ríos, ascendió y descendió cerros
Hasta que llegó al ribazo de un pueblo plantado de cañaverales al margen.
Entonces vio salir a una joven mujer por la rastrillada
Y, ambos, se plantaron frente a frente, ella detuvo su liviano paso
y él jaló el freno a su potro.
Era una mujer de pueblo pero hermosa
Jirò su caballo para verla desde otro ángulo y corroboró Era una maja, tenia un vestido largo de percal con escote que mostraba generosa su naturaleza, cabello lacio y recogido en un festón colorido; tez canela, fina barbilla, ojos negros e inmensos.
-Qué mira?, dijo la joven
-Pos, cosa mas bella que dios me puso al camino nena, y agregó:
-No le da miedo caminar sola en la pradera?
-¡No! No estoy sola Hay muchos que podrían defenderme si grito, retó la joven.
-Y pa que tanto si solo uno como yo es suficiente! altivo dijo el charro
-Muy hablador es usted, desafió la joven
-Usted me lo provoca, zumbó él
-¡Déjeme pasar!, exigió la joven.
-¿Y si no?
-¡Se va arrepentir!
Entonces la mujer se dio vuelta para regresar al pueblo pero el jinete picó la espuela a su caballo y le cortó la viada
Desde su altura el charro enajenaba sus ojos con sus hermosos pomelos, entonces se apeó, la tomó con sus brazos, la quiso besar pero ella eludió y, en el reiterado acoso, terminaron en el suelo ambos.
Y estuvieron forcejeando hasta que la fuerza de hombre la venció
Y no solo se dejó besar sino follar.
Terminado el asunto, el charro, levantado se arregla los botones de su chaqueta sin decir nada
Ella sentada, sin fuerza a levantarse, llora su desdicha
Suelta palabras amargas y le amenaza: ¡Me vengaran!
El jinete reacciona su mal proceder Se lamenta Y no era la primera vez Siempre caía seducido ante una cuando era hermosa En un segundo de reconvención se acerca a la joven, le levanta la barbilla y le pregunta:
-¿Me odias?
-¡Si!
El charro saca el arma de su cartuchera y se lo da
- Pos, haslo, cóbrate tu misma la venganza!
Ella ,sentada aun, recibe el arma con furia y le apunta Jala el gatillo y está a punto de disparar
En esos segundos le sorprende ver al charro inmóvil, sereno, esperando la muerte Ni los mostachos le tiemblan
Y le perdona No le dispara y rompe a llorar.
El jinete recoge el arma y le dice:
-Perdóname No lo hice por abuso, lo hice por amor
¿Porqué en tan breve tiempo? ,él mismo se pregunta y se responde:
No lo sé No lo puedo explicar Pero, eso si, fue amor sincero, veloz, rápido y para que veas cuanto digo es cierto (jala la medalla que tenia al cuello y lo tira cerca al solio de mujer)
Este presente es de mi madre, tómalo para que en mi ausencia esté yo cerca de ti
Sube a su caballo blanco por la grupa y se va
Y la mujer no acaba de llorar.
(Estupenda interpretación de Vicente Fernandez en una película mejicana que los días sábados me gusta ver junto a mi madre cuando voy a visitarla)
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