Obiaga era el líder de nuestro salón del tercero de primaria,
irreverente a las indicaciones del profesor Morí
No se porqué Mori era drástico con los demás A él le toleraba
Obiaga utilizaba el uniforme caki comando (como todos nosotros)
contra el reglamente: anudaba la corbata por el extremo delgado
y no lo ajustaba al cuello, lo aflojaba ostensible como collar, desabrochado los tres primeros botones Nunca se quitaba la cristina, más bien, poníase izado a la coronilla, tal que hiciera notar sus rulos.
De ojos pequeños, vivaces, me hizo pensar que sus padres eran chinos, pero no; nariz y labios delicados No así su carácter presuntuoso tratando ser el primero en toda intervención dentro y fuera del aula Sería por eso que el profesor le toleraba, si se iba contra el todo el salón se le amotinaba.
Yo, en silencio, quería ser como él En mi casa me acomodaba mi cristina en el espejo como él, pero mi pelo hirsuto no me ayudaba
Me hacia recordar, él, a Travolta cuando en el inicio de una
película se peinaba sus rulos mirándose al espejo antes de escoger la camisa para la fiesta del sábado por la noche.
Una tarde estando con Tobías, compañero de aula , entre la basura que el japones Yamamoto de la panadería San Cayetano buscando monedas de a real que él solía botar, Tobías me dijo ¡Mira a Obiaga, de cobrador de carro! Le miré y no pude creer
Parado en el estribo del chato carro con su cristina en la coronilla llamaba a voces a la gente apostada en el paradero para el mercado de abastos La Parada
Era mi líder y me desencantó verle de cobrador; mi mesías, pensaba verle en otro lugar que no fuera el aula con prenda dorada y oficiando de auxiliar de una secretaría importante
Fue el primero de mis desencantos en esta vida sombría.
No sé porque se me viene este recuerdo ¡Vaya uno a saber porque!
Pero si no lo escribo quedará en el archivo del olvido Un propósito de este blog es rescatar uno porque, sé, vendrán otros.
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