viernes, 9 de noviembre de 2012

Caballito

Aquél vendedor de libros usados, Caballito. solía  llamarme, no, por ofender sino por afecto Querría decir Caballero, pienso yo,  siendo su habitual cliente  por confianza se permitía decirme así 
A las palabras vertidas hay que afinar el oído cómo lo dicen.
Único vendedor de libros usados en la zona. A una cuadra de mi tienda.
Cada vez que el negocio fastidiaba cerraba la reja, sobre todo, al medio día, mientras los empleados iban almorzar y recalaba en caballito - le reponía igual cariño-
Su técnica de compra y vender libros era casi como la mía Vender barato, ganando poco márgen de utilidad, así, mantener o incrementar clientes de contado Tener efectivo  y utilizar en cualquier operación de renovación de mercadería en alguna oferta inesperada
 ¿Qué haría uno,pensaba, si vende caro tiene la merca intacta no tiene clientes y cuando se presenta alguna oferta a comprar a contado no hay dinero?
Pero cómo funcionaba  el negocio de libros viejos:
Por todo Lima existen  tricicleros  que recogen a precio mínimo 
de los domicilios ropa usada, botellas,  muebles usados, artefactos malogrados, componentes de bronce, aluminio, cobre sobre todo, y libros usados.
Sucede que,  el esposo  un sábado  para solasarse quiere releer el libro que leyó en su juventud, lo busca en casa y  no lo encuentra y se entera que su mujer lo ha vendido, y reclama
-Estaba tan viejo que trae ácaros, pretexta la mujer, o si no, faltaba dinero para  el gas y lo vendí  la caja de libros

Los cachineros (tricicleros) saben la hora a tocar la puerta de  casa Pasado las diez de la mañana Cuando, suponen bien,  no está el esposo y cargan con ternos,  casacas y zapatos de cuero,  y libros usados  Y la doña feliz de ver su casa aireada sin cosas viejas y encima con unas monedas en su bolsillo para el diario¡ Qué bien! Me pagan aun por botar la basura, dicen
Bueno, como decía, los cachineros  acopian toda su merca en tacora motors , avenida Aviación y Grau (ahora hay otros centros de acopio) Ahí, el triciclero plantaba su triciclo a partir de las cuatro de la tarde donde esperaban sus clientes especializados en diferentes rubros. Los que recolectan fierros, los que recomponen artefactos, los libreros, etc. Los mercas de a pie ( trasladan con su merca a pie o en combi llevando en su regazo su negocio  del día) En nuestro caso, compraban todo lo que fueran libros y revistas, junta de varios tricicleros,  los seleccionaba, ahí, sobre la vereda pública Las revistas a un lado, los libros de ciencia al frontis de tal  universidad  donde otros  libreros , bazar suelo,  esperaban Las enciclopedias  incompletas al  Bulevar del Libro Viejo en Amazonas  en la ribera del río Rimac
¡Albricias! si  conseguía una colección completa Tenia estos vendedores de a pie en su agenda teléfonos de coleccionistas particulares miraflorinos que pagaban bien Pero cuando querían 
efectivo para comprar mas acudían a Caballito a  pocas cuadras de tacora y le llevaba obras selectas lo que quepan  en sus dos brazos Estaban seguros que Caballito tenia el efectivo  Por eso a Caballito no le faltaba proveedores A pesar que no era ilustrado  pero con el correr de los años  sabía distinguir rápido en una ruma de libros escritores famosos como Irving Wallace, Lin Yu Tang, Camus, Sartre, Tolstoi, Dostowesky, etc y lo compraba sin regatear mucho  Si lo hacía sabía que otra ves no volvería Cuando los libros eran comistrajo no lo compraba así fuera barato Pero a veces en un altillo de 20 libros hallaba tres o cuatros de escritores significativos y  él quería solo eso pero el merca de a pie quería venderlo todo: la vaca sale con hueso oía alegar Entonces caballito calculaba cuanto en soles podría sacar por esos 4 libros;  le ofrecía un dinero algo por ahí y hacían la transacción y de mala gana el corcusido lo amontonaba en su mesa para vender a sol cada uno, esa seria su ganancia; y los buenos  libros los reservaba dentro de su kiosko, o debajo de la mesa, tal que, cuando llegaran sus clientes fijos los daba un lío de diez libros para que escogiera Yo estaba en ese grupo
Yo compraba aunque por ese tiempo no los leía tanto Regresaba cansado mentalmente a casa pero asumía que alguno de mis hijos le gustaría esa literatura A veces me volvía con ocho libros en el brazo a mi tienda
Compraba porque no pedía caro Caballito, era otro factor a tener en cuenta, era su cliente habitual y no oportunista 
Ahí conocí a otros como yo, subyugados por comprar libros viejos Venían desde diferente parte de Lima Departíamos puntos de vista sobre tal autor o nos recomendábamos títulos Lo malo que no disponía  mucho tiempo tenía que volver abrir mi tienda
Cuando ocurrió la remodelación de Gamarra y cuadras anexas botaron   los kioskos asentados años en la vía publica que no pagaban ninguna gabela Caballito antes de sufrir la quema de libros de su minúscula Alejandría  optó salir a las buenas y un  día sin despedirnos dejó el lugar y no supe más de él 
Me entristeció su ausencia este proveedor de libro viejo Algunas veces conversábamos nuestra intimidad Me dijo que tenia tres hijos profesionales  en ingeniería porque le surtía de libros desde niños Tenia en su casa una surtida biblioteca que renovaba cada vez para actualizarlo Eso es la gratitud que le tengo a este negocio, reconoció.
Pero aquellos embebidos,  como yo, en  comprar libro viejo es una afición difícil  dejar, rebuscar un tesoro en el montón, encontrar alguno, leer la contratapa, leer algunos párrafos interiores, regatear el precio y luego  en un café  reconfortarse, o no, con la compra es una dulce pasada de tiempo Entonces fui al Bulevar Amazonas pero cuan difícil fue encontrar un proveedor como Caballito Muchos de ahí teniendo buen capital en libros , soberbios, eran indiferente en rebajar de precio porque sabían que otros miraflorinos pagarían más.

Dejé de asistir a este dulce vicio , luego, cuando me llegaran años de las vacas flacas pero gracias a Dios, en esta oquedad están esos libros que leerlo me reconfortan Estoy terminando  leer la magnifica biografía de Stefan Zweig .

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