martes, 3 de julio de 2012

Madero para el fogón

Obdulio no tenía gas para  cocinar,
lo peor, no tenía dinero para comprar un balón
Esa noche se preocupo cómo cocinar mañana
Apenas tenía diez soles para los víveres:
"Papa, arroz, alguna menestra y una lata de atún
¡alcanza! pero na que ver para el gas" pensaba
Pensó pensó y no podía dormir, entonces ideó:
Haría una fogata en la azotea, cocinaría a leña
"No sería la primera vez, ni la última
¡solucionado el problema!", dijo y se durmió

Cuando en la mañana se dispuso hacer la fogata
no había ningún palo en la azotea
y ya era las once de la mañana
"Mis hijos llegarán con hambre a la una" dijo
Un poco inquieto recorrió su terraza
Vio en el techo de la casa contigua -un nivel menos-
la inconclusa obra de un segundo piso,
montones de tablas y desperdicio de madera
El vecino aun no vivía ahí y Obdulio no le conocía bien
Bajó con cuidado, recogió algunos palos deshechos
hizo la hoguera y salió del problema, por ese día
Tres días después, un sábado, tocaron la puerta
Eran dos policías y el vecino con una denuncia
Se habían perdido herramientas de la obra,
-otros se habían metido a la casa abandonada-
y a él lo habían visto meterse a la casa
No le creyeron que solo tomó maderos inservibles
para hacer la hoguera
y lo encerraron en la chirona para que hablara
Y Obdulio, sarcástico dentro de los barrotes  sentenció:
"Si no me creen, lo tengo merecido
Hay que probar todos los sabores de la vida
Nunca decir de esta agua no he de beber"

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