Obdulio no tenía gas para cocinar,
lo peor, no tenía dinero para comprar un balón
Esa noche se preocupo cómo cocinar mañana
Apenas tenía diez soles para los víveres:
"Papa, arroz, alguna menestra y una lata de atún
¡alcanza! pero na que ver para el gas" pensaba
Pensó pensó y no podía dormir, entonces ideó:
Haría una fogata en la azotea, cocinaría a leña
"No sería la primera vez, ni la última
¡solucionado el problema!", dijo y se durmió
Cuando en la mañana se dispuso hacer la fogata
no había ningún palo en la azotea
y ya era las once de la mañana
"Mis hijos llegarán con hambre a la una" dijo
Un poco inquieto recorrió su terraza
Vio en el techo de la casa contigua -un nivel menos-
la inconclusa obra de un segundo piso,
montones de tablas y desperdicio de madera
El vecino aun no vivía ahí y Obdulio no le conocía bien
Bajó con cuidado, recogió algunos palos deshechos
hizo la hoguera y salió del problema, por ese día
Tres días después, un sábado, tocaron la puerta
Eran dos policías y el vecino con una denuncia
Se habían perdido herramientas de la obra,
-otros se habían metido a la casa abandonada-
y a él lo habían visto meterse a la casa
No le creyeron que solo tomó maderos inservibles
para hacer la hoguera
y lo encerraron en la chirona para que hablara
Y Obdulio, sarcástico dentro de los barrotes sentenció:
"Si no me creen, lo tengo merecido
Hay que probar todos los sabores de la vida
Nunca decir de esta agua no he de beber"
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