viernes, 20 de julio de 2012

Cuentos de papa II

Mi hermana Plazida me pregunto:
-¿Nico, podrás ir a Pampamase avisar a papá que baje mañana
para la misa de tu mamita Fidelia?
Claro! porque no,  dije
-Anda pues con Cerrazón  -mi perro-
Pero había en ella cierto temor, era de noche
había luna, iría con Cerrazón
pero era caminar cinco horas y yo  niño de once años
- ¿Podrás  Nico?, ensayó de nuevo la pregunta y ahora me auscultó
con detenimiento
Yo dije decidido "Si"
Era la misa de mi madre a quien no conocí  Murió cuando yo era un crió
e iba a ver a mi padre con Cerrazón hasta su chacra
El camino lo conocía solo que era de noche,
casi las once de la noche,
(A última hora había mi hermana concertado la misa
y  papá no sabia el día)
-¿Podrás?
- Si ,dije
Entonces preparó mi fiambre:
cancha, queso, papa sancochada y mate de manzanilla
Me despidió desde el patio de la casa
Por un caminito ascendente  trepé el cerro  Yarunga
Cerro mirador  de nuestro pueblo, cerro vigilia con una cruz
Entonces, mi hermana me gritaba desde el patio:
-¡Estas bien Nicooo!
 Le respondía - ¡Siii, estoy bieeen!
A media cuesta:
-¡Ya llegaste  Nicooo! (se refería si llegaba a la cima de Yarunga)
-¡Falta mamá!
Yo le decía mamá  a mi hermana mayor
-¡Llegaste Nicooo!,  le  oí por ultima vez Había llegado al primer tramo
-¡Si mamaitaá!, le dije, ¡Ya llegueeé! ¡De aquí me voooy, adiooos!
y le escuché ¡Buena suerteeee!
 Y arrancando un manojo de hierba me santigué
Me despedí desde el morro, de mi casa , de mi pueblo,
Se veía brillar, por la luna, las calaminas
Y de ahí para allá iba bajando poco a poco por el camino
Jugando con mi perro Cerrazón que saltaba  alrededor
Oyendo el croar de ranas ante nuestras pisadas
El trino del gorrión opacada por el gorgoriteo de la lechuza
Oliendo el aroma del wallayuma....
Habiendo bajado hasta Sachiqui- chacra  cerca al río
de escaso caudal en ese mes del año, y cruzarlo.
Volví ascender otra cuesta hasta Pampamase 
donde mi padre tenia sus pastilzales
Había en ella una casita   precaria de piedras
Toqué la rustica puerta Serian las cuatro de la madrugada
Mi padre  abrió y se plantó en la puerta
Se quedó inmóvil unos segundos Luego preguntó:
-¡Tú, Nicanor!¿ Mi hijo Nicanor?¿Con quién viniste?
 Le señalé a Cerrazón
-¿Qué haces aquí estas horas? ¿Qué pasó?
Le dije el motivo
Me levantó a sus brazos  y,
por mi osadía, se puso a llorar.
mientras cerrazón ladraba.

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