Crima
Ya no era dueño de su
tiempo
¡Ya no era dueño de su tiempo, ya no!
Presión que la noche no le alcanzaba calmar
Recuerda que de joven solía salir
sin apuro, un domingo cualquiera
haciendo tiempo en la estación
con un cigarrillo entre los dedos,
en la otra mano llevaba un libro
y en su alma un mundo por venir
en su mente, solo páginas en blanco
Apoyado al poste de alumbrado
tanteando dónde ir, a quién llamar
y, casi siempre,
por el centro de Lima empezar
En un parque acogedor
sentado en un banco de madera
compraba un diario, leía sin apuro
buscando dónde, cómo la tarde entretener
Pero antes, a un restaurant entraba
pedía a la carta, mientras sorbía una cola
repasaba la sección literaria
a sus anchas, a su gusto, en esos claros
cuando, solo, quería estar
¡Ya no era dueño de su tiempo, ya no!
Presión que la noche no le alcanzaba calmar
Inacabables
cuentas por saldar
Requerimientos hartos
que cumplir
(Insuficiente, les parecía, lo que hacía)
Bomba de tiempo, pronto a estallar
excretas que le atiborraban el alma
breñales desde el mentón hasta sus pies
balumba de arbustos como ganzúas.
¡Hasta su cuerpo se cansaba solo con pensar!
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