Ventanas
Dos cantores
Dos cantores han recorrido el mundo varias veces,
en una pulquería madrileña rememoran
anécdotas vividas en prados sud americanos
El solista lampiño propone:
-¡Oye coño! ¿Por qué no hacemos una jira
juntos?
Bucaramanga abrimos terminamos Punta del
Este
-¿Gilipollas! ¡Ya estoy viejo para esas
andadas!
-responde el barbado de cabello cano, y agrega:-
Si bien es cierto canté mis versos al
mundo,
eso de subir y bajar aviones
¡Joder hermano!
- Lo sé, prefieres la vida plácida -revela el lampiño-
la cata del cabernet y sauvignon,
la marca de vino que has adquirido
¡Por la Virgen de la Macarena! ¡Joder, lo
sé todo!:
Pero en tu trova hay mensajes que
extrañan esos lares
¡Te lo juro hermano, armamos una buena!
¡Vernos juntos, las taquillas se agotarían!
Cantas tú mis canciones, y yo las tuyas
¡Hechizados los tendríamos! ¡Coño, que me
respondes!
Entre copas el barbado se va animando
Entre copa
entrevén y pergeñan detalles
de la casi aceptada jira a dúo…
*
Otros, como ellos, en otras disciplinas
en otras actividades humanas,
en un café de Paris, un bar del Central Park
hacen recuento denodado, fructífera entrega
e hilvanan nuevos proyectos con otros tonos
Pero muchos más, como yo, nada vanaglorian
ni siquiera comprar ticket cuando ese par vuelva
Ni sabría que decir cuando por ellos,
algún día, en la sobremesa, mis hijos preguntaran
si los vi, de joven, en algún concierto
Somos, los muchos más, amoldes
con la tempestad perenne en el pecho
Nuestro peor error: haber provenido
tenemos, siempre, faz de recogimiento.
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