viernes, 31 de julio de 2015

Poe. Rev. La desobediencia

Ventanas

 La desobediencia

Sobre  un banco de cemento, sentada,
parque frente a su casa, mi vecina, cuenta:

Era un poco más del mediodía
Tenía hambre y mi mamá no llegaba
Tomé mi muñeca patilarga 
y salí a la calle en su busca
Tendría cinco añitos, 
sabía, el Comedor, estaba, atrás
Tomé el lado izquierdo de la calle 
e iba caminando por la vereda 
cuando veo a mi madre que  a mi venía 
trayendo las viandas con la comida

(Reconocía, había desobedecido,
me había dicho no saliera de casa)

-¿Mamá, qué trajiste?- le pregunto. 
Ella venía absorta mirando al piso
¡Caramba! no me ha oído!, repito:

- ¿Mamá, qué has traído? Soy tu hija  
Ella seguía absorta mirando al piso

-¡Mamá, soy Hadaly, tu hija!-¡Y, nada!-
Entonces empiezo asustarme

De pronto, mamá dice mirándome:
- ¿De quién será esta nanita?
 Seguramente se ha perdido,
Mi hija, nunca sale a la calle,
Mi hija, nunca desobedece

-¡Mamá, soy yo, tu hija Hadaly,
le interrumpí y agregué:
- Te demorabas y de la casa salí
 en tu busca, tenía mucha hambre

Pero ella
estaba empecinada en castigarme
Abrió la puerta, entró sola y cerró tras ella
Me quedé fuera de la casa 
Mi voz de niña se ahogaba
Mis piernitas endebles flaqueaban
Me parecía que el piso temblaba

Quería llorar pero que nadie me viera
Corrí a este parque, a este mismo banco 
-En ese tiempo, eran tiernos los ficus-
y lloriqueé con mucha aflicción
hasta que mi madre salió en mi busca,
y, al encontrarme gimiendo
se puso a llorar conmigo
haciendo encomio
que no desobedeciera nunca más.

Mi madre,
 ha sido la mujer más buena del mundo
he convivido con ella cosas bonitas
sólo este pequeño detalle se podría decir...

Y ya no pudo hablar, y se puso a llorar

Mi vecina ha vuelto del extranjero 
al saber que su  madre ha muerto 
yace tendida en la capilla ardiente
frente al parque, frente al mismo banco 
que hoy día  poderosos son sus ficus
que ella misma había sembrado.




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