jueves, 2 de julio de 2015

El snob de las letras




Otra especie de snob se dedica las letras.  Lo que persigue el snob literario es el lucimiento más que el alumbramiento. Tiene la obsesión de la forma, preocupándole poco el fondo. Blasonando la jerga de  el arte por el arte, pasa la vida rebuscando corte y colores nuevos, resultando de esta suerte sastre de lo efímero, cuando debería hacerse escultor de lo eterno. Los únicos aspectos de la vida que le interesan al snob son los vistosos y llamativos. Espectador sentado en su torre de marfil o su tallado balcón aristocrático, mantienése alejado de todo contacto con la vida real y verdadera. Jamás se le ocurre poner su talento al servicio de una idea o causa noble. y cuando se da el caso, como a veces sucede, de que un snob de las letras escribe un libro de fondo, lo hace siempre sobre los temas que están de moda. Al ocuparse de problemas  humanos, cuida mucho de no tocar los aspectos de dichos problemas que estén candentes en su propia tierra.  Tratar temas escabrosos podría traerle mucho inconvenientes.
Conozco  una gran obra de sociología escrita por un profesor sudamericano, en que no se trata para nada los tremendos problemas sociológicos de la patria del autor. Es que a éste le interesaba tan solo la opinión crítica extranjera y nada el bienestar nacional.
Los tales carecen de hombridad.  Son todos ellos hombrecillos, traidores a la bondad, a la belleza, a la verdad o a la patria . Es también  traidor y maldito  todo sistema educacional que tienda producir  tipos que vivan desdeñosamente  apartados  de la eterna realidad humana y de la realidad actual de la patria.

(De el libro El sentido de la vida, de Juan  A. Mackay )

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