El general San Martin
vuelve en febrero de 1829 de Europa a
Argentina para ofrecer sus servicios al gobierno argentino pero se entera la muerte de Dorrego y de las atrocidades de
los unitarios, motivo que le desanima y no puede bajar del barco anclado en el puerto
Está dos meses. Y se va a
Montevideo y de ahí regresa a Europa. Cuando le ofrecen ser gobernador de Buenos Aires, dice:
Mi sable jamás desenvainaré en guerras civiles.
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