Ventanas
El loco y el pollo a la brasa
Hay en sus ojos tal avidez
que anubla su mente,
tal vez, se remonta tiempo atrás
cuando podía adquirirle
Segrega sus palatinos posteriores
sustancias químicas
esperando inútilmente
tragar ese pollo crocante
Qué exhibe la maroma de hierro
separando al postrado loco
un cristal grande panorámico
Hay en su rostro tal hambre
cuya saliva sola desciende
por el traqueo membranoso
raspando paredes internas
preludio a úlceras gástricas
No le importa el corrimiento
de su patética traza:
saco deshilachado
barba crecida, dispareja
sucio cabello enmarañado
legañosos ojos hundidos
descalzo ¡y en invierno!
Pero el loco no tiene la culpa
su mente va destornillada;
la culpa lo tenemos nosotros
los que ganan por mil y no aportan
los que viajan en cruceros
los que tiene un apartamento
en la rivera francesa
o en la isla de Manhatann
Nosotros también, los comunes,
que pasamos indiferentes por él
y nada hacemos
(En nuestras protestas al gobierno
por el enfermo mental nadie aboga
tipo que no falta en una calle o plaza)
El loco, ora, va al tacho de la esquina
a buscar un pan duro e imagina
que come un trozo de pollo a la brasa,
de repente, hoy era su cumpleaños.
y recuerda haber estado con mujer e hijos
alguna vez
La humanidad tiene como Cristo
una herida original al costado*
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*Anónimo
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