uno
Los
pavos se van engordando para la fiesta,
mi
bolsillo no engorda, permanece vacio
dos
Aquel
niño abrió por error la puerta del estrago,
curioso
él, malaya suerte, introduce su mano
en una
licuadora eléctrica, y no hay nadie en
casa
tres
Una
mosca loca no deja molestarme
¿Qué
le hecho yo? ¡Nada!
No
se da cuenta soy muy grande para ella
o será
que me querrá decir algo
Me
hace recordar cuando papá iba morir
exactamente
siete días antes
encontré
sobre su cama una nube de ellas
Cierro
la ventana no vaya a venir las demás,
al
menos, uno a uno nos entendemos
cuatro
Siento
que otro se levanta de mi cuerpo
y vuela
aleteando sus alas a la intemperie;
el
asunto es, cuando vuelve a su claustro
el
dolor de la confrontación empieza
cinco
Aquella
palabra necia que me dijo
-si
era sordo hubiese vuelto a oír-
sigue
pegado a mi laberinto (oído)
y
me da muchas horas de acíbar
seis
El
día que no pueda llegar a casa,
olvide
el camino, desvaríe,
y
me empape de miedo el sudor,
ese
día, si por piedad alguien
me devolviera
(por
tener documento de identidad)
solamente
volveré a salir
para
aventarme al vacío.
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