Mi
padre echado de lado en la cama
apoyado
su cabeza
en las palmas unidas de sus manos
tiene
el semblante agradable
piel
delicada y sonrosada
labios
finos, ojos pequeños, y dulces,
bigote
a lo Chaplin, bien cortado,
me
pregunta:
-¿Tú
eres el que estudiaba en la universidad?
-No
–le eludo-
tocar
ese punto es caer en lo mismo
-
Sería otro de tus hijos –esquivo-
-¿No
estudiaste en la Villarreal?
-No
papá
-¿Dónde
estudiaste?
-En
la Normal de Cañete -digo por decir-
-¿Así
viejo como estás?
-No
papá, cuando era joven y buen mozo
Entonces
se incorpora
como
queriéndose bajar de la cama
teniéndome
cerca se me abalanza
pero
tal débil es su maniobra
que
no me alcanza y se va al piso
Yo,
haciendo ágil esfuerzo lo contengo a tiempo,
entonces,
siento su cráneo en mi pecho
el latido
de sus sienes
el vello
algodón de sus orejas
el parietal difundiéndome calor
y
al voltear su cabeza ¡oh!
muestra
mi padre (en mi sueño)
el
colgajo cadavérico de su última hora
Mi
madre que le acompaña
en
la cama matrimonial se levanta y pregunta:
¡¿Qué
ha pasado? ¿Qué ha pasado?!
y
no sé que hacer con el cadáver en mis brazos.
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