viernes, 3 de abril de 2015

Decrepitud



 Pasaba por la ruta del desencanto
pegado a la luna de la ventana
entonces la vi de espaldas ¡Era ella!
¡Cómo no conocerla si la sorbí sus mejores años!

Si, la conoci como nadie la haya conocido
Hoy, a pesar que el mundo ha dado mil  vueltas
(la sombra del infortunio nos persigue por igual)
¡Cómo no conocerla si la escancié la sidra a besos!

Vieja arrugada lisiada  por el tiempo
Cruzaba dificultosamente la avenida
Hacia el pared donde su hija trabajaba,
 de las articulaciones, seguramente sufría

Llegó, se dio la vuelta mientras se recostaba
y  asentaba en un banco su fofa humanidad
como si el fajo de huesos harto le pesaran;
azarosa sonrió,  hasta diría con un leve reír

Como quien exclama:
¡Pucha, casi me caigo! ¡Con las justas he llegado!
Y comenzó a divisar por el contorno
si alguien la había visto padecer

Y recaló en la ventanilla del bus que seguía parado
exactamente sobre mi ventana

Ella, me conocía bien
A pesar del cabello ralo que hoy me ornamenta
auguro me vio dormido largos segundos
pero   entre dientes habrá dicho:
¡Si no lo conoceré , se hace el dormido!


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