Pasaba por la ruta del
desencanto
pegado a la luna de la
ventana
entonces la vi de espaldas ¡Era
ella!
¡Cómo no conocerla si la sorbí
sus mejores años!
Si, la conoci como nadie la
haya conocido
Hoy, a pesar que el mundo ha
dado mil vueltas
(la sombra del infortunio nos
persigue por igual)
¡Cómo no conocerla si la
escancié la sidra a besos!
Vieja arrugada lisiada por el tiempo
Cruzaba dificultosamente la avenida
Hacia el pared donde su hija
trabajaba,
de las articulaciones, seguramente sufría
Llegó, se dio la vuelta
mientras se recostaba
y asentaba en un banco su fofa humanidad
como si el fajo de huesos
harto le pesaran;
azarosa sonrió, hasta diría con un leve reír
Como quien exclama:
¡Pucha, casi me caigo! ¡Con
las justas he llegado!
Y comenzó a divisar por el
contorno
si alguien la había visto
padecer
Y recaló en la ventanilla del
bus que seguía parado
exactamente sobre mi ventana
Ella, me conocía bien
A pesar del cabello ralo que
hoy me ornamenta
auguro me vio dormido largos
segundos
pero entre dientes habrá dicho:
¡Si no lo conoceré , se hace
el dormido!
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