sábado, 4 de abril de 2015

La reprensión (El hombre barbado se reprime)


A veces quería decirle
que procree al amor
el lenguaje de sus manos
y luego
¡Toma esto y vete!
¡Y no me conoces ni te conozco!

Pero no,  no le dijo

Era la subordinada de su equipo
así no lo querría, seguiríanse viendo
(y si no se vieran tampoco estaba bien)

Ya estaba viejo para esas lejuras; barra y cogñac
y la parsimonia triste de su pensar evaluaba:

Ser viejo  es darse cuenta de ciertos límites

Si lo hubiese dicho y acontecido ese acto
como ya nos tendríamos  confianza
cuando le faltara, otro día, algún maravedí
arrugaría su frente, miraría la celosía
su índice en medio de sus narinas pondría
y me buscaría con la mirada

Eso pasa, eso me pasó antes que ella
eso es la de nunca acabar, ya lo sabía

O , ella, me pediría compensaciones:
a su dado  inflaría como  pócima de dioses

O, si era fregada intentaría resarcirse
bajo el espejo de haber sido acosada
A pesar de su lenguaje de maíz tierno,
tras, harta sed de venganza escondería
mas grande que su vida sombría
que no ha registrado picos de altura.

A veces quería decirle
que procree al amor
el lenguaje de sus manos

pero no , no podía,
ni siquiera insinuarlo

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