viernes, 17 de abril de 2015

Gabo



Cuando Gabriel García Márquez llegó a Cartagena procedente de Arakataca en busca de un porvenir, joven aun, sin dinero, pensaba pasar su primera noche en la vía pública,   se tendió a descansar en un banco pero fue descubierto por un policía que al verlo tan flaco y decaído lo llevó a comer algo antes de encerrarlo. Lo hizo por piedad, era mejor que pasara la noche en el calabozo que a la intemperie.
GarcíaMarques llegó al Perú una sola vez invitado por la UNI (Universidad de Ingeniería, donde después estudiarían dos de mis hijos) que da a la autopista que va al norte, por donde se va a mi casa de Las Gardenias.
 Pienso, en particular, que no volvió más porque quedo herido en el alma por haber recibido un puñetazo de su mejor amigo: Mario Vargas Llosaen una sala de cine en Méjico (1976)
 Mario,creo que debió pedirle disculpas antes que falleciera.
O si no lo hizo, ha debido –aun puede- deslindar el motivo por cual le agredió  –sacarlo a luz por una sola vez- porque se han tejido muchas historias al respecto.
Para mí fue, y es, García Márques un referente, un  modelo para vivir,  de ser consecuente con sus pensamientos.

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