Cada
vez que nuestro país tiene tropiezos, encontronazos, baches o crisis de balanza
de pagos, uno de los libretos que siempre llama la atención es el recurrente
reparto de las culpas y los méritos. El libreto repetido [por el sistema] es más o menos el siguiente:
Todo
lo malo es tu culpa y todo lo bueno es
solo mérito mío. Así, cuando el país crece,
el mérito se atribuye exclusivamente a la calificación técnica y la habilidad
de los sectores dominantes dentro y fuera del gobierno.
Por
el contrario, cuando las inversiones se
contraen, cuando la economía se desacelera o deja de crecer, la responsabilidad
es exclusivamente del gobierno y de las influencias (inexistentes por supuesto)
de populistas e izquierdistas agazapados en los distintos niveles del estado.
…
En el
2000, en el 2006, en el 2007 en medio de la fiesta, en medio del resplandor de
las cifras, debimos aprovechar el
viento a favor para sentar las bases de lo que hoy se discute, aquello que el pensamiento
único no quiso ver. La necesidad urgente
de diversificar la exportación para reducir
con el tiempo la dependencia de las economías avanzadas y de las exportaciones
de las materias primas
Nada
de lo anterior exime a Ollanta Humala y
a los neoliberales que se cegaron con los destellos de los elevados precios
internacionales del oro y el cobre.
Alfonso
López-Chau/Universidad Nacional de Ingenieria
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