Señor Choe, mi madre murió el
sábado de madrugada.
Estaba al pie de su cama
cuando acaeció su deceso
Estaba junto a mi padre a
quién le llevaba en una silla de ruedas
A mi madre, luego, lo
llevaron a la morgue y después al velatorio del mismo hospital donde estuvimos
un rato.
Luego salí con mi padre al
hall para llamar por teléfono avisando a mis familiares.
Cuando regresamos un grupo de
más o menos diez jóvenes oraban en silencio santiguando sobre la luna del féretro.
Todos, jóvenes altos bien
vestido con ropa sport
Lo que me llamó la atención
es que no hablaban pero se veían compungidos.
No quise interrumpirles,
estaba agarrado al manubrio de la silla de mi padre cerca de la puerta. A nadie
conocía. Pensé que era un grupo evangélico que suelen rondar los hospitales levantando
la compunción a los enfermos.
Pensé que se iban acercar al
momento de retirarse y darnos el pésame
Pero no, salieron como si no
nos vieran.
Eso me extraño.
Hoy recuerdo que un día antes
que falleciera, viéndola a mi madre sufrir sobremanera rogué
a Dios de todo corazón que enviara a sus
ángeles
¿Habrán sido ellos, le
pregunto?
(Llamada a la radio en el programa
del doctor Choe)
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