(Narra
un gato)
No
se qué pasaba con mi amo Ya no dormía en casa
Algunas
semanas antes discutía mucho con su mujer
Cuando
algunas tardes llegaba, después del regaño se iba
No
sin antes llevarse algunas cosas como ropas, zapatos…
Ya
no había los whiskas (1) que solía darme
Ni
pasaba su mano sobre mi espinazo, hora flaco
Ni
me cargaba en su regazo en noches altas;
Solía
llevarme al parapeto de la azotea a mirar la calle, él,
Yo,
a los gatos techeros y me jactaba a que supieran, éstos,
Que
mi amo me estimaba, cosa que a
ellos, les hastiaba
Entonces, me empezaba contar cosas que le preocupaba
Que
iba mal su relación, mal su negocio, mal
en todo
Sin
saber que le oía y le entendía pero no
podía expresarme
Solo
ronroneaba, y de esa forma me
solidarizaba
A
esa mujer tampoco le quería No me compraba los whiskas
Me
daba la sobra de los platos, si es que sobraba
¡¿Ya
terminaste?!, gritaba cuando apenas mordía una troncha
¡Ahora
lárgate al techo! ¡Y trata hacer algo, caza ratones!
¡O
si no quieres que te bote igual que a tu dueño!
Un
día seguí a mi amo, quería saber, dónde se iba a dormir
Nosotros
los gatos no seguimos por la calzada
Seguimos
por los techos de las manzanas
En
la esquina, la última, había un claro,
luego, una loza
Ahí estaba el paradero del bus amarillo
Se subió y se lo llevaba, sabe la diosa Bastet
(2) dónde
Era
inútil seguir ese camión tipo acordeón
Cierta
vez cuando llegó temprano no estaba su mujer
Así
que empezó a juntar la ropa que iba a llevar ese día
Buscó
una cinta adhesiva para sellar el embalaje
Bajó
al piso a buscarlo y aproveché
introducirme
Y
fondearme dentro de la caja
Hice
un hueco pequeño con mis garras
Para
que mi naricita pudiera respirar,
Volvió,
selló la caja, llamó un taxi y me llevó
Llegué
a una casa de tres pisos tras una hora de viaje
Subió
la caja al último cuarto del último piso
La
apiló junto a otras cajas y se bajó a su pieza
Pasaron
horas y nadie me auxiliaba
Con
mis garras fracturé la caja y pude salir
En
el tendal me topé con la señorita de la caza
¡Ayyy!, exclamó la muchacha ¡Un gato feo!
Su
grito erizó mi pelaje amarillo atigrado
¡Fuera
de aquí!, gritó, aventándome la escoba
Salté
a techos vecinos y de ahí a otros
Porque
otros gatos y perros me lanzaban, a su vez,
Hasta
que me enervé encima de un tanque aéreo
Y desde
ahí pude conocer el nuevo vecindario
Así
conoci el cuarto de mi amo, lo vi por la ventana
Estaba
en la segunda planta atrás de la casa
En
esa casa grande vivía con sus hermanos
Tres
noches después me enteré oyendo por la
claraboya
Que
estaban preocupados por el hermano mayor, mi amo,
Dos
noches que no venía, no había regresado tampoco a su casa
(Esto
lo supieron llamando por teléfono a uno de sus hijos)
En
una esquina de la sala vi un gato siamés hermoso
Pelo
corto, suave, de color oscuro en la cara y en la cola,
Y
el resto del manto un color beige tirado a blanco
La
niña que me había botado lo tenía en su regazo
Engreído
en la lumbre del hogar curioseaba por doquier,
En
cambio, por una mancha en mi cara
Mi
amo me llamaba Michifeo
Yo
también estaba preocupado, y de frio, en
el techo
Por
lo que decidí bajar al cuarto de mi amo
Dando
una vuelta olímpica, orillando una
medianera
Di
un salto a la ventana entre abierta y me dispuse a esperarlo
Esa
noche estando en vilo los hermanos
(Hacían
llamadas a diferentes centros asistenciales)
Simitrio,
mi amo, llegó pasado las dos de la mañana
Con
su mochila al hombro y su corazón en el píe,
Desencajado,
ebrio un poco, y no quiso hablar
Se
metió en su cuarto cerró la puerta tras
de si
Sacó
de la mochila una botella de yogur,
además,
Un
pomo color amarillo impresa una rata en el etiqueta
Apagó
la luz, se sentó en la cama, mesó su
cabello,
Se
sobrecogía hondamente tratando no hacer bulla
Me
dio mucha pena Tenia que hacer algo
Maullé
despacito
Se
sobresaltó Prendió la luz y me vio
Yo
me encorvé buscando su cariño
¿Michifeo?
¡Michifeo¡ gritó
¿Cómo
llegaste? ¿Quién te trajo?
Me
tomó Me llevó a su pecho Me acarició
Salió,
llevándome en sus brazos y preguntó a
sus hermanos,
Que
aun, en la sala seguían conversando
¿Quién
trajo mi gato? Nadie podía darle razón
Recién vemos ese gato, respondieron
-la
sobrina no estaba, dormía-
Después
me llevó a su cuarto y dijo:
¿Debes
tener hambre? ¿De donde te saco los whiskas?
Fue
a la cocina, trajo una lata de atún
Lo
abrió y me lo dio
Yo lo comí encantado
Sin
temor de robar en ollas ajenas
Imaginó
que había llegado desde lejos, por mi cuenta:
Indescifrable
sentido de ubicación que le asombró
-Me
ufané de los polendas que me daba- agregaba:-
Que yo lo había emprendido porque le extrañaba
Entonces
llorando sentenció:
¿Por qué me iba a matar si
había alguien que me quería?
Y
arrojó con fuerza el veneno por la ventana.
*
Inventar
historias sobre animales-dice Marco Avilés- es una consecuencia natural de
tener mascotas. Si pasas mucho tiempo con ellas, es probable que un día
empieces a preguntar ¿Qué hacen los gatos cuando nadie los ve? ¿En que sueñan
los perros?..Estas interrogantes hacen trabajar a los científicos, pero también
engendran mucha literatura.
“Cada
animal es un cuento que se mueve” dice el poeta mexicano Alberto Ruy
Sánchez…”un animal sin cuento –añade- es tan triste como las personas llenas de
prisa”
Todos
los animales tienen una historia. Lo que faltan son los humanos que las
descubran.
(1)Comida
para gatos
(2)
Bastet, diosa de la
mitología egipcia, también denominada Bast, cuya misión era proteger el hogar y
simboliza la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la
felicidad.
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