Esos
movimientos tienen, todos, bellas metáforas que los describen. Apartar las
manos es “separara las aguas”,
Empinarse
con los brazos en alto y los pies bien asentados en el suelo
es “sujetar la tierra y el cielo para que no vayan a chocar”,
Pasar las manos de arriba abajo frente al cuerpo es ” bañarse con la
lluvia”, Girar sobre si mismo y convertirse en “un árbol mecido por el tiempo”,o, bien quietos, el organismo invadido por una
tierna tibieza,” sentir “ la columna vertebral, los latidos del corazón, el
fluir de la sangre.
Gracias
a esta quinta danza, el aire que respiramos no solo llega a los pulmones sino
circula por todo nuestro cuerpo, de la cabeza a los pies.
Una
sesión completa de Qi Gong no dura más de media hora y está al alcance de todas
las edades y todas las condiciones físicas, aun las más estropeadas. Al terminar
se siente una extraordinaria placidez física y mental, como si el maltratado
cuerpo agradeciera haberle dedicado, en este breve espacio de tiempo, tanta atención,
tanto cariño respetuoso….de una sesión de Qi Gong tampoco salimos exaltados y
bailando de alegría, sino tranquilo, mejor dispuesto, más equilibrados para
enfrentar los que venga, y, también, más conscientes de que la vida, pese a lo
que en ella de incomprensible y doloroso, es las más hermosa aventura…
Mario
Vargas Llosa
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