viernes, 13 de febrero de 2015

El niño llorón


Tenía ocho años tal vez más tal vez menos
No se si mi hermana ya había fallecido
O estaba con los abuelos en la sierra
Pero esa noche me quedé solo en casa,
Solo con mi perro Coki que no me dejaba

Mis padres habían salido a un compromiso
Eran ellos poco de hacer vida social
Más, un asunto infaltable esa noche  les urgía 

Con el estómago lleno me arroparon,
Me apapacharon  en la cama
Ne dieron las reconvenciones del caso
Y por mis ojos soñolientos
Creyeron que un sueño grande tenía

Pero no, al poco rato que se fueron
La taciturna  luz de la vela
Dentro de un vaso de cristal,
En medio del piso apisonado,
 -la pata de mi perro la ingle se rascaba-

Vislumbré sombras grotescas
Sobre la pared empapelada
En hojas de revista engrudadas,
Entes fantasmagóricos,  simularon
Sobre el escenario de la pared entera

Me hizo recordar
Que papá solía dar formas
A sus cuentos sombríos
Que acaecía en su provincia

Me levanté
Salí al terral apisonado
Que fungía de patio
Sentado en la última grada de la escalera
Que salía a la calle
(Vivía en una ensenada)
La tétrica vecindad miraba

Sin parque ni poste de luz alguno
En esa lejana noche de estío
Mi barrio parecía  animal de piedra,
Gigante, cubierto de  manto negro
Que le tapaba las patas
Simulando ser un faldero
Donde  cobijaba  la casa de estera

De vez en cuando los faros de los carros
Llegaban desde la ondulada avenida
(Única del barrio en la parte baja)
Y alumbraba el antepecho de casas
Por breves segundos  huía y revolvía

Pasaron minutos media horas y horas
Mis padres, pensé, me habían abandonado
Y me puse a llorar  hipando y gimiendo
Sin que nadie me consolara

Solamente Coki, mi perro
Queriendo ser condescendiente
Ladrando, haciendo piruetas
Como dejándome entender
Que él, no me abandonaría.

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