sábado, 21 de diciembre de 2013

Sueño de mi niñez


Hoy me llegó un sueño muy bonito, muy claro
De mis años impúberes, cosa rara, pero recuerdo bien.
Mi padre sentado jabonándome  el torso, las piernas… 
Diciéndome palabras de cariño como solo él sabía dar
 solo a mí, su hijo preferido y primogénito, su Chendo
Parado en la batea con el agua hasta las canillas
Miraba yo mi chiche, mi aréola cardenalicia.
 Tendría cuatro o cinco años, no más:
¿Cómo  puede  fechar fielmente los sueños?

Hoy me llegó un sueño muy bonito, muy claro
del que no hubiese querido despertar,  fuera infinito,
fuera un punto  donde se pudiera reciclar mi infancia
la más pobre y necesitada, pero la más hermosa de mi vida.
Era domingo, cuando papá descansaba, antes del mediodía,
me bañaba y secaba y me vestía; y me llevaba  de la mano
a recoger a mamá  en la plaza donde vendía fruta y luego irnos
almorzar en  restaurante bonito y conocido;  y luego recalar
 en un parque, casi toda la tarde,  soleándonos de alegría.
Hoy me llegó un sueño muy bonito muy claro…


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