sábado, 21 de diciembre de 2013

Sin embargo se viene la navidad


Sin embargo, se viene la navidad. Bullicio en la calle, ¿bullicio en el corazón? Si, pero pidiendo  que cumplamos.
Si uno pudiera contar los ambulantes apostados en las arterias del centro de Lima.  Los hay tantos como potenciales clientes. Todos quieren vender algo. Padres de familia que han conseguido  poco dinero con alto interés, compran ropas,  juguetes chinos , parafernalia de  cohetes prohibidos de vender  (pero comercian,  son ambulantes, no les multan salvo el decomiso pero como  son muchos, la policía municipal no se atreve enfrentárselos); y, luego de la fiesta, haciendo suma y restas todo lo que han ganado se habrá ido  en ropa  y juguetes para sus propios hijos y se quedaran sin nada pero tranquilos de haber cumplido el deber.  Estos, compran de mayoristas situados en lugares estratégicos de Mesa Redonda, alrededor del Mercado Central,   por gruesa,  cajas, productos importados, y  reparten la merca entre la mujer, los hijos adolescentes apostados en las boca calles  de entrada al emporio de Mesa Redonda. A pesar que hubo un incendio de proporciones  que costó la vida  de trecientos personas  la gente siguen frecuentando.http://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_de_Mesa_Redonda
La gente cuando sale de compra por fin de año dice, Voy al Mercado Central pero no, sino a  las tiendas y galerías que están en  todos las calles circundantes a él. Como ya no permiten dar licencia nuevos establecimientos  ahora  estos los que están crecen hacia arriba, ostentosamente, se muestran edificios de seis a más pisos. Muchas galerías ocupado por miles de pequeños comerciantes, cada uno en un   cubículo de  seis a nueve metros cuadrados, por lo general,  que, para la protección de su mercadería contra el robo
(Ha sucedido que ladrones de noche ingresan a las galerías con vehículo incluido,  amarran a los guardianes  y toda la noche revientan las cerraduras de los puestos más llamativos-ya saben- y lo ahueca llenando la merca y fugando en el vehículo, como si nada)  Por eso los comerciantes tapian ventanas, tragaluces, claraboyas con  fierros cruzados de 5/8, anulan escaleras de emergencias,  con el fin que no ingresen a robar pero, también, ante un incendio en hora venta con  la única puerta de acceso es muy posible queden enjaulados sin salir clientes y comerciante en los pisos superiores al haberse el incendio declarado en el primer piso como sucedió aquella vez.  Y la cosa sigue igual. Es potencial el peligro. Y, sin embargo, se viene la navidad.
La persona del llano que no tiene coraje de salir a vender chispitas en la calle, por ejemplo, o su señora que no tiene el arrojo  de partir un paneton y vender en tajadas por la calle, por ejemplo, solo miran, solo miraran como todos las navidades.  Y será esta una fiesta más, pobre y esmirriada como antes,  si hay  pequeños en casa grande será el drama no poder darles lo que piden, sobre todo, sino están el  edad de comprender; y si no, estarán esperanzados que los hijos mayores se acuerden de ellos.
 También los ladrones hacen su fiesta. Ante el tumulto cambian de  estrategia de robar . No pueden arranchar y huir al escape, seria difícil correr entre tanta gente. Esperan un descuido y hurtan la bolsón de juguete o ropa  en el menor descuido,  y el compinche que se queda le dice a la víctima que se ha ido por el lado  de Abancay cuando en realidad se ha ido al sitio opuesto. Trabajan en grupo, unos entretiene a las vendedoras y otro desvalija la caja.Sin embargo, se viene la navidad
Las prostitutas también trabajan en estos días aunque no es el mejor mes del año en el  oficio. Están por el damero de Pizarro   alrededor de Polvos Azules, sobretodo, al caer la tarde. Los hay algunas avezada que no se contentan con los veinte soles por la sesión sino quieren todo la cartera del cliente, por los que los duermen  con diapezan en el vaso de cerveza  pre o pos sesión;  y sucede, a veces, que para  que duerma  lo mas rápido posible le dan sobredosis enfriándole al parroquiano y, encima, son desplumados sin misericordia Pero  ésta mujer se reúne  con sus hijos que ignoraran redondamente las argucias de su mamá por cumplir en la noche buena.
Hasta el más fiero delincuente roba bancos que no repara en matar si alguien se opone lleva a sus mujeres itinerantes algo de regalo  y cena el pavo con la preferida. . Y, sin embargo, se viene la navidad.
Y la persona de a pie, el que aun tiene esperanza de una navidad próxima mejor que ésta, con lo que puede, con lo poco que tiene las pasará   de Caín y soportará la cena pobre y apagará las luces de la casa  esperando en su cama, con los  ojos húmedos, que el retumbar de cohetes en la calle cese pronto.
Y la persona herida en su parte más profunda  que ya perdió toda esperanza  en la última navidad, ahora vuelve furioso a casa , adrede crea problemas en la familia para darse motivo hacer una locura (noticias trágicas es común ver en estos días previos a la navidad todos los años) . Y, sin embargo, se viene la navidad.
Y  en cada casita sentado en la poltrona del cerro  circundante de Lima una casa pobre, un niño pobre,  espera un juguete, un polo nuevo, una chocolatada,  una tajada de panetón y sus ojos miran al empezar la noche del veinticuatro  la fastuosidad de luces del centro de Lima (se ve desde el Cerro San Cristóbal,  El Agustino, La Cumbre y San Cosme s )relumbran y piensa el niño Ahí está mi papá,  Ahí está mi mamá
Y quiere verlos pronto  escalando  el cerro como José y María a su pesebre. Pero ve con desosiego que la hora avanza  y sus amiguitos ya estrenan el juguete en  mano... Y, sin embargo, se viene la navidad.
 Recuerdo también, de Zeli, sola, delgada de físico, delgada de suerte, útero sin haberle dado vida propia, pero daba la vida por regalar un juguete a cada niño pobre en un lugar que ella escogía, con su esmirriado dinero compraba la bondad que algunos que ya la conocían, además, le donaban  y uno de estos días previos iba a la ladera del cerro más pobre con su bolsón de juguetes al hombro, se instalaba en la puerta de un colegio,  una posta de salud, o en un terral  que llamaban  parque y empezaba a regalar: a los pocos minutos una bandada de niños como pájaros hambrientos antes las mies  la sitiaba. Al día siguiente me contaba los detalles con la alegría en su cobriza faz que aún le duraba. Y, sin embargo, se viene la navidad.
También para el hombre de éxito, aquel que emana aureola  de suficiencia,  sello personal,  qué, como si despidiera colonia donde se presentara. Todo lo que dice, hace, es digno de tomar en cuenta y es el prolegómeno para llevarlo de conversación a nuestra mesa. Agradable a la vista, es el que enciende la chispa en la reunión, al que se le oye sus consejos, el que sonríe con re confortación. En nuestros barrios pobres también los hay: es el que ha recreado de Estados Unidos, o de Italia, etc, después de varios años, justamente para esta fecha.

Es el hombre de éxito  que ha traspasado fronteras llevando su producto , que viaja por el mundo en aviones como nosotros en combi,  que  por su capacidad gerencial, por su producto, tiene   agencia en varios países, ese, también, se acuerda de su país en una navidad. Vuelve no para quedarse sino para recorrer su barrio donde de niño creció, jugo, amó, y,  joven,  no le cupo en la cabeza estar contemplativo a la parsimonia de su barrio (pueblo, país) y salió afuera, hacer mundo, por un porvenir mejor. Ese que vuelve a su barrio (y no el otro, el creído), vuelve a sus amigos  para ver en que están, en qué se le puede orientar o ayudar, charlar con el antiguo bodeguero,  peluquero, asistir el cinema donde robó el primer beso, enterarse la suerte de ellas, la capilla donde hizo la comunión y, ahora, en este 24, en  una homilía por noche buena donde le invitaran la palabra, todos estarán pendiente de él, y el buscará las mejores palabras, las que no hieran ni humillen, las que lleguen al corazón no solamente sino las palabras que infundan energía, que levanten, que impulsen y en pocas palabras dirá más o menos así que cuando en este país se perciba en cada nueva navidad hay menos pobres, menos delincuencia, más salud , más educación entonces es que   estamos haciendo patria ¡Feliz Navidad!

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