Cuando
la pluma se desliza ágil y rítmicamente sobre el blanco virginal del papel como
una especie de danzarines de ballet (suele parecer también a un guerrero luchando
con fuerzas extrañas) entonces, las palabras nacen al ritmo incontrolable del corazón y al
compás de las ideas, y saben a música, tal vez
a dolor
(Alfonso Martínez Ruffones, autor de un relato fantástico El extraño viaje del hombre
grande)
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