miércoles, 29 de marzo de 2017

ZELI (Poemario) XXX


VISITA ESTELAR

XXX          

Pero el Hacedor de llaves
Me ha permitido única vez
Volar de retorno a mi mundo
Visitar al que más quiera
Derecho que suelen dar
Una vez a los recién llegados

He dejado la espiral Andrómeda
E ingresado a este sistema
Y corre a mis ojos Plutón Neptuno
Hasta Mercurio pero vuelvo
A mi planeta  y recalo en el polo
Que es lo más parecido a mi cielo

Una ribera a mi estrecho Beringia
balconera de mi posada de hielo
Donde suelo a veces salir a pasear
Viendo un trineo tirado por perros
Cuyo canes ladran y confunden al guía
Que no percibe bien mi figura

Mi provisional  estancia tiene pilar
cónica para romper  hielo ominoso
que ningún iceberg  podrá tumbarlo

Tanto es el frío que el vapor  condensa
cubos de hielo que bajan del norte
cubos inmensos que asustan al sur

Niebla que no se puede ver hasta lejos
Bruma que a cualquiera desaparece
-en mi vida nublada- ha sido así estar

Sobre todo cuando estuve a tu lado
Leviatán duro como  bloque de hielo
Si eres hombre aquí te quiero tener

(Me recuerda la nieve de Morococha
Donde papá trabajaba de almacenero
Y le seguía cruzando a campo traviesa)

Cuando el frío es más intenso partes
ceñidas de este estrecho se atascan
Hasta formar  una cordillera de hielo

El temporal es tan fuerte que suele
volar de su camino a humilde trineo
Y no te miento Amator -corroboraras -
Cuando juntos paseemos este lado.



XXXI

Un camino que desde alto notaba
dispuesto en un claro zigzag
Pero que allá abajo cuando estuve
Caminando sobre su canto rodado
-a tu lado- No lo  notaba tanto.

Quiero preguntarte hombre desleal
¿Por qué no asististe a mi velatorio?
Tan solo enviaste un ramo de flor
Y eso porque mi prima te insistió
Te esperé hasta último momento
Hasta la vía que toma al cementerio
Solo me acompañaron unos cuantos
que creían mis ojos cerrados estaban
pero estaban muy atentos, esperaban
que  por una esquina tú aparecieras

                       
XXXII

Antes de aterrizar a tu azotea
un sueño impertinente te forjo
Esa parcela que adquiriste
Allá en tus tiempos dorados
En que te daba todo por comprar

Te obraba como paliativo
la universidad abandonada
por dedicarte a los negocios 
El vil metal te extravió los ojos
y enviaste a pena a tu hacedor 

Te oía por ese tiempo decir:
Bueno, he dejado mi alma mater
pero al menos tendré  haciendas
que me haga olvidar ese frustre

Y lo que es la vida
En los años flacos
Los has ido vendiendo uno por uno
Y si no vendiste donde ora llego
Era porque allí viven tus hijos

Pero yo, igual,
Con mis huesos lacerantes
Antes que me llenara la boca de tinieblas
Vivía tablado en mis desconciertos

Ora, estando más tranquila
Más fresca más liviana
Procedida del País de hades
Aun me queda la  duda
Que tal vez ese terrenito
No lo hayas dispuesto

Estaba fuera de la ciudad
En ese tiempo cuando a
Lima no le rebasaba la cintura

Desde ese lote se podía ver a lejos
la carretera que iba al sur

La distancia que separaba a la autopista
Era una pampa de arbustos
Espigas aquenios panojas
Racimos de plantas pequeñas
Que fuimos desde media tarde explorando

Nos tendimos en esa alfombra de espigas
Una noche temprana de verano
a ver el relumbre de las estrellas
y recibíamos apasionados
la brisa que llegaba del mar

Mar que no se veía por un atrevido otero
Que quería sus pies entre las olas mojar
Pero la frescura nos llegaba a la cara

¿Por qué no reclamas esa propiedad?
Te molesto desde mi orilla de asfódelos
¿Recuerdas que fuimos juntos a comprarlo?

Y como ya tenías varias propiedades
me prometiste construir una casa evangélica
para mi feligresía por mientras
decidieras que hacer con ella

Certeramente una vez me llevaste
De esa vez hace mucho tiempo
que recuerda mi sueño de arena
que solamente estaba hacia el sur

Pero ¿qué parte del sur?
La ciudad como la conocí hace años
ha cambiado mucho
Ya no hay inflorescencia ni pampa
En muchos Kilómetros cuadrados a la redonda
Lima  convertido en una terracota extensa
Llena de asentamientos humanos
¿La vendiste, verdad?

Tú estás seguro que ya no preservas  nada
Seguro que el sueño que te aboco está loco
¿Por qué siempre me lo recuerdas?, dices
Respondo
Debe ser porque entres sus arbustos
una noche de incendio, mi montón de trebejos
ardía mirando el centello de  estrellas.



 ZELI/ autor Jrosual/ Marzo 2017

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