viernes, 17 de marzo de 2017

ZELI (Poemario) XIII


XIII

Mármol tono avellana mármol color negro
blanco veteado mármol color sangre
mármol serpentino mármol ruiniforme:
como las ruinas de mi edificio

El mar, en épocas pluviales y lejanas
inundó contrafuertes y hondonadas
formando con éstos en milenios
estrato de sedimento calcáreos
qué, cuando el mar se alejó
accionados  por los rayos del sol
-no el sol tibio de ahora, el otro,
el que emanaba fuertes presiones-
formó una fría textura cristalina:                   

Mármol tono avellana mármol color negro
blanco veteado mármol color sangre
mármol serpentino mármol ruiniforme:
como las ruinas de mi edificio

Quisiera  un pedazo de veta
sirviera como piedra tumular
y en él se inscribiera:

Quién se olvidó de vivir
Quien se perdió por un querer
yace aquí huyendo de él
Pues ya es hora de hablar
Aunque sea tarde hablaré

Sí, le hablaré en sus sueños
Le visitaré desde donde esté
Porque
con el amor de mujer no se juega.

                         
XIV                                         

¿Por que Dios me habrá hecho tan fea?
¿Qué karma estaré pagando?

Había noches de verano
Cuando  los inquilinos dormían
despertaba fastidiada  no poder dormir
Me quitaba  la ropa
Apoyaba el espejo a la mesa de noche
Y veía mi triste figura desgarbada

Desnuda sobre la cama totalmente
No tenía siquiera
el pañuelo que solía atarme al cabello
Parecía par de báculos largos orillando
Un descarnado mandil de ostias
Las costillas –numerables- a los flancos
Y un travesaño de arco
empernaba la parte alta de mi pecho

Si fuera hombre sin duda no me fijaría  

Aunque mi piel morena era algo dorada
Mies de trigo  tendido en largo cangilón 
era uniforme mi color sin claroscuros
a pesar que no iba a la playa a solearme
                      
Desnuda, pensativa,
presionaba, lánguida,
una cuerda del traste de la guitarra
(guitarra de mi hermano salido de prisión)
que era lo único que me cubría

¡Qué suerte tiene mi familia!
Mi hermano  ex presidiario
Seguramente en estos momentos
habrá tomado por asalto mi cuarto
rogando que me muera
para quedarse en él

Solterona  arrugada que teje
Labor de punto  con ganchillo

Que será de Onésimo y Décimo
Mis dos hijos pequeños, brillantes
Sus cabellos uno castaño el otro moreno       

Su madre trabajaba en la calle
Solía dejarlos solos en su casa
Mientras frutada degustaba la noche

Los recogí y los tuve casi dos años
Una flaca solterona  tejía
Con gusto el suéter de cada uno

Pensé  al menos uno consintiera
-Honrara su palabra de  madre-
Y le adoptara  como hijo añorado
Gasté mis ahorros  escasos
Y todo para que un día
Con su nuevo marido
Vinieran y se lo llevaran
Sin decirme gracias siquiera

Solo quisiera verlos a mis hijos
Pasar mi mano a su barbilla infante
Para mí sería muy reconfortante
Ya le encargué a mi prima Ofelia
Pero no llega ese consuelo sedante



Zeli / autor:Jrosual/marzo 2017

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