XIII
Mármol tono
avellana mármol color negro
blanco
veteado mármol color sangre
mármol serpentino mármol ruiniforme:
como
las ruinas de mi edificio
El mar,
en épocas pluviales y lejanas
inundó
contrafuertes y hondonadas
formando
con éstos en milenios
estrato
de sedimento calcáreos
qué,
cuando el mar se alejó
accionados
por los rayos del sol
-no el
sol tibio de ahora, el otro,
el que
emanaba fuertes presiones-
formó una fría textura cristalina:
Mármol tono
avellana mármol color negro
blanco
veteado mármol color sangre
mármol serpentino mármol ruiniforme:
como
las ruinas de mi edificio
Quisiera un pedazo de veta
sirviera
como piedra tumular
y en él
se inscribiera:
Quién se olvidó de vivir
Quien se
perdió por un querer
yace aquí
huyendo de él
Pues ya
es hora de hablar
Aunque sea
tarde hablaré
Sí, le
hablaré en sus sueños
Le
visitaré desde donde esté
Porque
con el
amor de mujer no se juega.
XIV
¿Por que Dios me habrá hecho tan fea?
¿Qué karma estaré pagando?
Había noches de verano
Cuando
los inquilinos dormían
despertaba fastidiada no poder dormir
Me quitaba la ropa
Apoyaba el espejo a la mesa de noche
Y veía mi triste figura desgarbada
Desnuda sobre la cama totalmente
No tenía siquiera
el pañuelo que solía atarme al cabello
Parecía par de báculos largos orillando
Un descarnado mandil de ostias
Las costillas –numerables- a los flancos
Y un travesaño de arco
empernaba la parte alta de mi pecho
Si fuera hombre sin duda no me fijaría
Aunque mi piel morena era algo dorada
Mies de trigo tendido en largo cangilón
era uniforme mi color sin claroscuros
a pesar que no iba a la playa a solearme
Desnuda, pensativa,
presionaba, lánguida,
una cuerda del traste de la guitarra
(guitarra de mi hermano salido de
prisión)
que era lo único que me cubría
¡Qué suerte
tiene mi familia!
Mi
hermano ex presidiario
Seguramente en
estos momentos
habrá tomado por
asalto mi cuarto
rogando que
me muera
para quedarse
en él
Solterona arrugada que teje
Labor de punto con ganchillo
Que será de Onésimo y Décimo
Mis dos hijos pequeños, brillantes
Sus
cabellos uno castaño el otro moreno
Su madre trabajaba en la calle
Solía dejarlos solos en su casa
Mientras frutada degustaba la
noche
Los recogí y los tuve casi dos
años
Una flaca solterona tejía
Con gusto el suéter de cada uno
Pensé al menos uno consintiera
-Honrara su palabra de madre-
Y le adoptara como hijo añorado
Gasté mis ahorros escasos
Y todo para que un día
Con su nuevo marido
Vinieran y se lo llevaran
Sin decirme gracias siquiera
Solo quisiera verlos a mis hijos
Pasar mi mano a su barbilla
infante
Para mí sería muy reconfortante
Ya le
encargué a mi prima Ofelia
Pero no llega
ese consuelo sedante
Zeli / autor:Jrosual/marzo 2017
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