Hubiese querido tener una
amiga que cada año nos viéramos tan solo una vez Pero que aquel día lo
pasáramos buena parte del día. Conversáramos: cómo nos trató el año, reseñar nuestra actuaciones en
nuestras familias, sobre todo la mía que
está de cabeza.
Rielar por la playa,
tirar piedrita al mar, ascender una loma en un carro y tomar el crepúsculo, ahí, mirando la hoyada
de la bahía, tomados la mano.
Declamar algún poema compuesto a la ocasión, mía o tuya o de
ambos. Reseñar libros leídos en el año. Conversar y conversar hasta que se
exprima el alma.
Hubiese querido tener una
amiga que cada año nos viéramos tan solo una vez, nada de sexo, nada de
cambiar nuestro sino que hecho está, sola dar cabida abierta a la palabra. A lo
sumo compartir un almuerzo o un café .
Hubiese querido tener una
amiga que cada año nos viéramos tan solo una vez, y así pasara los eslabones de los años hasta viejos; y para
evitar la suspicacia de los
nietos ¿a dónde va la abuela toda la tarde? nos inscribiéramos, juntos, a un programa de adulto mayor.
Hubiese querido tener una
amiga que cada año nos viéramos tan solo una vez, y sin que sepan nuestro secreto compraríamos dos sepulturas vecinas en el mismo camposanto
para seguir conversando después de muertos.
Aunque, creo, ya no seríamos simplemente amigos.
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