Por su bigote llamativo le llamé don bigote, en confianza,
Vestía terno gris, ploover fino hilo, camisa, linda corbata
Yo, administrador en mi propio negocio gozaba cierta posición
Un día se apoyó en mi escritorio, nervioso, me dijo:
"No lo tomes a mal, traigo una oferta que no podrás obviar
un juego de ollas de fino acero, apenas usada"
Sorprendido verlo en apuro, caballero tan encopetado,
como si la cosa no viniese a más pregunte "¿cuanto?"
Tanto dijo, me pareció bien y por no azorarle más
vi, apenas, el juego de ollas y extendí el dinero y dije:
"No se preocupe, para eso están los amigos"
Se fue aliviado y yo me quede sopesando el evento.
Hoy, llevo a vender mi cámara nikon apenas usada
¡Desgracia! pasado de moda por la generación digital
No son revendibles como las ollas de don bigote que uso
A pesar de tener familia con dinero no recurro a ellos
Comprendo cómo don bigote recurrió a un amigo
Escasos son los mios y no se donde diablo están
Camino la noche alrededor del mercado de pulgas
Los que tienen sitio, ofrecen por mi cámara
lo que se paga por un taxi a mi casa
En su tiempo pagué por el, como de las mas caras
Apoyado en la baranda del puente peatonal
con poca visibilidad que puedan reconocerme
-el frió que sube de la vía- trato ofrecer al transeúnte
¡Que difícil abrir la boca y decir vendo esta cámara!
Abro la palma de mi mano como virgen en burdel
Susurro:" ven-do- una- ca-ma-ra- en- buen- es-ta-do"
¡Y la vendí! más de lo que me ofrecían los tenderos
Pude llenar la olla de don bigote por media semana
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