Hago lo posible el
día dure menos:
Dos horas, por lo
menos, para escribir
Una para mi siesta
El resto, de mala
gana,
hago algo para
sobrevivir
Pero si me sobra
alguna hora
lo invierto en
prolongar mi siesta
Así quedará más
para la vigilia en la noche
que empleo más en
escribir
hurgar mi hebra
íntima,
al fin de cuentas,
conocer más la vida
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