¡Pobre mi niño!, inventa su propio juego
con una madera atada de travesaño
y, esto, adosado al palo derecho
Finge ser espadachín de la galaxia
Enfundado en su casco y capa blanca
lucha contra el lado oscuro
¡Pobre mi niño!, da patadas en el aire
Lucha contra las ramas del palto
Emite ininteligible voz de lucha
Y cae herido por la daga invencible
Se acuclilla, se tiende, en cámara lenta,
al césped, con verídico dolor
Así fueron todos mis hijos en su niñez
Encapsulados en el jardín de la casa
Sus juguetes eran guijarros que pintaban
O, escarabajos que domesticaban
Más grande, rayano a dejar la niñez
eran, como este, espadachín de la galaxia
Desde que llego la inopia a esta casa
se ha sentado en armadura de fierro
sobre la poltrona, difícil de despedir
Como si gozara verme soga al cuello
parado, yo, sobre un cubo de hielo
solo esperando el deshielo
Será por eso, los que ahora son jóvenes
dura me dan respuesta, dura la mirada
cuando es menester comentarle algo
Quisiera tener chin chin para paliar en algo
reinvindicar con onerosas excursiones
Pero el poco billete que llega tiene alas
cuando abro la palma vuelan
Por eso acaricio la idea, desvariada,
de robar al palanganero vecino
sin mas ayuda que mi propia sombra.
El dinero no da felicidad, me dirán,
pero da una sensación muy parecida.
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