Recuerdo que teníamos que regresar a casa,
Un bohío pegado a la costa; mamá esperaba.
Y había que dar
un rodeo inmenso de cerros
Pero había otra forma directa: escalar el volcán.
Cruzar el campo que olía azufre ¡y eso hicimos!
Mi bota empezó
derretirse por el calor del ejido
Apuramos papá y
yo lo más rápido la gleba
Campo amplio de
rocas pequeñas y puntiagudas
Los vientos alisios
daban sobre nuestras espaldas
Ahí estaba el
noroeste, no podíamos perdernos
Aquel
siempre sopla en una sola dirección, dijo.
Saltábamos por
donde la lava buscaba el mar.
Saliendo de la escoria volcánica, al bajar el cerro
La materia
abrazada interior buscaba ventanas,
aberturas, grietas, por donde
expulsar la fumarola
El dióxido de carbono no tiene olor pero mata, dijo,
Por eso llevaba
antorcha prendida a pesar del día
Si se apagaba estaba presente, había que rodearlo
Tenía sed, dije, plantó un canuto a una barricada
Esperamos un bote lo llenara ¡Era agua purísima!
¡Nunca podré olvidar esa travesía junto a mi padre!
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