jueves, 14 de junio de 2012

Tren australiano

El tren australiano quisiera recorrer
desde Adelaida hasta la costa norte,  Darwin,
donde al sacar las manos por las ventanillas,
las uñas, por el sol intenso, resquebrajan,
y la tinta de la pluma mana manchando la camisa
Comprobar, las langostas en tiempo de celo
se aparean en los ardientes rieles
volviéndose las vías resbaladizas,
so peligro que el vagón se descarrile
La humorística historia de antaño escuchar:
cuando los aborígenes del lugar al ver
las columnas de hierro serpentear
con personas en su interior, decían:
"Una serpiente, vivos, los había tragado"
Y si viajaríamos en noche de lluvia, Zeli,
veríamos en el páramo los yacimientos de sal
como espejo lustroso reflejando a los nubarrones;
y, luego, al abrirse la mañana,  un desierto sin fin
que dos motitas de polvo nos haría sentir.

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