No tengo nada que hacer
o, tengo mucho, pero no hay moneda para el pasaje,
menos, para algún tramite
En esta tarde de media estación
me siento en la terraza -azotea- con los brazos al muro
provisto de papel y pluma,
elijo una de mis enamoradas
de mi distante juventud ¡tantos años!
¡tanta longitud, tanta latitud!
Se me hace difícil recordar nuestro palique,
entonces, las aderezo con mis ocurrencias
y se me pasa la tarde en escribir
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