No es la primera ves ni será la última:
la niña, la madre, un oficio y la muerte.
La madre vendía ceviche al paso
una carreta apostada a la vereda
La niña jugaba alrededor de ella
con sus pies descalzos
-bolita de yass y sus estrellas-
de pronto, la bola salta y la lleva
hacia las ruedas inmensas
de un bus estacionado
Tan pequeña va hacia las ruedas
-la niña un poco mas de dos años-;
no la ven y es aplastada
cuando el bus arranca
"¡Rosaura, tu hija! ¡El carro...!"
las vecinas le gritan a la madre,
ésta corre aterrorizada
con su propio grito
La niña, arrollada, aun vive
no comprende qué ha pasado
ve a su madre trastornada
llorando, clamando a Dios
y una forma de mitigar a la madre
dice con su última fuerza:
"Mami, me compras mis zapatos ¿ya?"
No es la primera ves ni será la última:
la niña, la madre, un oficio y la muerte
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