MÉXICO
Frente
a las Tolderas sitio de colectivos
Llamador:
¡Méjico, Méjico, a sol!, desvivía
Pensaba
destino igual a otros sitios sería
(De
los problemas que he tenido siempre, aun
Ahora,
no me gusta tener un adalid
Sino
por propia experiencia descubrir)
¿Por
qué aparcan solo en la tarde?, inquiría
¿Por
qué los usuarios eran exclusivo hombres?
¿Por
qué llenaban rápido los cinco asientos?
Saber,
dónde iban, me propuse una tarde
Última
cuadra avenida Méjico llegué
Berma
amplia y serie de negocios de azar
Mesas
precarias: casino, ruleta, dados
Quioscos
de comida, pero más cantinas
¿Por
esto venían hasta aquí? preguntaba
Últimas
tres cuadras cobraban vida a las seis
Por
puertas pequeñas hombres entraban
Chequeaban
los morenos de seguridad
De
afuera, un pasaje como corredor veía
Con
luces neón escarlatas encendidas
Vaho
de impureza de adentro despedía
Definitivamente,
ingresar no trataría
Calle
opuesta, doseles fina mampostería
Media
luna adentrarse al cerro (1) hacía
Los
de seguridad, databan a media voz:
¡Chilenas,
argentinas, europeas, entren!
Varias
veces esas cuadras anduve de día
Cuando
a Caycho y Bustamante (2) visitaba
Vivian
cerca pero no había visto nada
Calles
después de las seis cobraban vida
Regresé
al puesto, me estarían buscando
Prometiendo
otro día escalar el otero.
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(1) Cerro La Cumbre, quedan aún en el llano unos
edificios de tal apogeo rosa, hoy, convertidos en viviendas precarias.
(2) compañeros de aula
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