EL
VECINO RAÚL
Pero
la venta más presentable era de doña Fabia
En
su mismo puesto -y no movible, como el nuestro-
En
dos frentes la fruta exhibía a la vista
Hacia
la entrada, cerca a pequeño parterre
mesa
y sombrilla al transeúnte invitaba
para
que mondara su naranja mientras leía
Una
cripta, lado opuesto, El Señor de los Milagros
Patrón
de mercado cuya celebración era generosa
Raúl,
único hijo varón de Fabia, también ayudaba
Pero
era mi mayor por seis años por lo menos
Delgado,
alto, a pesar, gustaba usar ropa ancha:
Fresh cool (1) ; y sus
ojos pequeños pero vivaces
Ensortijado cabello y húmedo siempre le veía
A
pesar ser delgado, fastidiaba del sopor
Labios
gruesos, fisonomía y porte regular
Daba
ínfulas saber todo, conmigo se creía
Como
alguien a quién obligado debía instruir,
Me
ponían al corriente en fútbol, de cine
Música,
hípica donde era apasionado asistir
Ver
la cartilla de favoritos anotándole
Pero
parecía que trabajaba sin entusiasmo,
Ser
frutero no le iba ni percibía mucho serlo
Por
las tardes, cuando decaía la venta
Nos
poníamos a versar todas esas cosas
Siempre
frotándose dedos y las palmas
o,
hacer de ocarina para soplar con ellas
Nuestras
madres a ojeriza, nos, haciendo migas
Siempre
departíamos cuando no estaban ellas
Diametralmente opuesta a la mía, doña Fabia,
No
gritaba, no voceaba, siempre a perfil bajo
Con
su franela lustraba la fruta en aposento
asintiendo
la mocha cuando la veía hermosa
Aparejaba
muchos balayes del mismo tamaño
apoyaban
en cajones vacíos como facistoles
Sobre
la bandeja exhibía, no usaban tablero
La
Fabia no vendía amontonados por kilos
¡Qué
agradable trabajar con la Fabia sería!
Recibir
regaños de mi madre no tendría
Trasladar
cajones y tablas desde el puesto
-diariamente-necesario
no nos habría.
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(1)fresco en la frescura
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