jueves, 7 de marzo de 2019

ADOLESCENCIA OBTURADA: La bienvenida


[Un Mercado Municipal situado en La Victoria, Lima, verano 1963]

LA BIENVENIDA

Mamá, igual que mi padre, antes vendía                      
en basamentos  del Mercado Central (1)  
debajo de los mostradores donde la
clientela de los propietarios tropezaba

El precario balay  a cañamiza, y rodaba
la escasa fruta por el suelo qué a veces
la atención del carnicero entorpecía
y aburrido  de la errante la lanzaba

Llegó un momento decidieron mis padres
comprar o traspasar un puesto –impelía-
Y no sufrir el mal humor de los dueños
Que los botaran de un lado a otro lado

A un Mercado Municipal llegaron un día
que por suerte vieron aviso de traspaso
dieron una vuelta los jirones interiores
Asintieron: el mercado afluencia tenía

¡Hagamos el traspaso antes que nos ganen!
Dijo papá, y vaciaron caudal el mismo día
Qué, hizo fulgurar los ojos al traspasador
Como si se desprendiera de una rémora

Al siguiente –día laborable- ¡desastre!
poca gente excepto los domingos había

¡Primeras remesas de frutas no vendían!
Comisuras de labios abajo tendían

Decepción, presto fueron a devolverlo
Pedir su dinero en dirección consignada
Pero aquel  dijo a sorna: ¡Dinero… dinero…
lo que es dinero ya no hay, a lo hecho poner pecho!

Contundente sopapo propina la vida
a par de jóvenes que  escalar algo pedía
                                                                          
Papá con una camisa dril –no su medida-
El estrecho de su  gaznate más estrechaba
Ni  saliva podía pasar, solo aire seco
fantasma con expresión humana parecía

Si no cayó en angustia  fue por mi mama
alentaba esperanza de mejora un día

Tal vez caminando a los trece años estaba
No me decían nada pero cuenta me daba
                                
En esta primera página apreciar quería
Vecinos de edad y mayores al tercer día
Nos dieron aliento: ¡Un partido de fulbito!
Solo para jugar  ese pasaje servía.
__
(1) antiguo, que se incendió  a las 10 am del 29 de febrero de 1964
(2) Estábamos ubicados en un pasaje transversal que había muchos, en cambio los jirones había tres, a lo largo del mercado, en éstos había  negocio, en los pasajes nada o casi nada.


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