miércoles, 20 de enero de 2016

Una partida de ajedrez



Francisco del Águila y Navarra acostumbraba  leer antes de dormir
Allá por su casa cerca a la Huaca Pucllana*

Una noche le tocaron la puerta: ¡toc…toc… toc! ¡Qué raro! ¿Quién será a esta hora?, dijo. Se levantó, abrió y vio  a La muerte (don francisco ya estaba viejo y pensaba mucho en ella)

-¿Has venido a llevarme?, preguntó
-¿Tú eres Francisco del Águila y Navarra?
 -Si
-Entonces he venido a llevarte
-¿Si? , déjame despedirme de mis hijos
-No, has tenido toda la vida para hacerlo
-Entonces, Déjame despedirme de mi mujer
-No, has tenido toda la vida para hacerlo
-Entonces, déjame ponerme un terno nuevo
-No, has tenido toda la vida para usarlo

Salieron
En el jardín de la casa Francisco tenía  un tren de madera,  réplica de uno de verdad como adorno del ampuloso y verde jardín.

-Sube, le dijo, y él, sorprendido, subió

El tren, primero, empezó a carrilar y llegado al límite de la casa empezó a volar.  Don Francisco, sin embargo, iba sereno y tranquilo. La muerte observó:
-Es raro, pero los que me siguen siempre van apesadumbrados .Tú, eres diferente ¿por qué?

Don Francisco aprovecho:
 -Es que no me has dado la oportunidad que te pedía.
-Si me ganas una partida de ajedrez –propuso la muerte- te haré la concesión.
Y jugaron , y pronto don Francisco le hizo jaque mate a la muerte

-¡Caramba! - se lamento la muerte- nadie me había ganado, en mérito a ello te voy a devolver a tu casa.

Y despertó don Francisco en la mesa de su comedor ante su familia. Todo había sido un sueño. Entonces se levantó y abrazó a cada uno de sus hijos
Abrazó a su mujer y se puso a cantar, cosa que no hacia, solo le gustaba  leer y jugar ajedrez.

-Está loco- dijo su mujer, mofándose un poco*
-No, no estoy loco. He regresado de la muerte –advirtió-.


(Emitido en radio filarmónica)

___

*Miraflores

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