domingo, 24 de enero de 2016

La música



En el mismo instante en que las letras se nacionalizaban mediante el idioma, -el autor se refiere al latín como lenguaje universal para las ciencias- un arte nuevo, un lenguaje nuevo se expandió por sobre las lenguas: el idioma que está por encima de los idiomas – la música, el único y solo lenguaje que habla por igual a todas las almas, que con sus alas invisibles sobrevuela todas las fronteras, el arte que más que ningún otro tiene el poder mágico de apaciguar las disonancias, de unir íntimamente a todos lo corazones, en virtud de que expresa ni más ni menos  lo universalmente humano.
Una melodía no habla ningún idioma particular, todo el mundo puede comprenderla, pertenece a todos, indistintamente, como un regalo ofrecido por los cielos; pertenece a todos, como el aire, del que es el alma cantante . Por mucho que los pueblos se combatan, la música será siempre propiedad de todo le mundo…, y creo que aquél que entienda exactamente ese lenguaje  no se sentirá  extraño en ningún parte de la tierra…; donde quiera podrá crear y trabajar, sintiéndose  como en su casa; el alemán Handel reside en Londres y compone música  sobre textos ingleses, el austriaco Gluck vive en París y pone música a obras franceses, Mozart produce óperas italianas, lo mismo que óperas alemanas. ¡Qué les importa las palabras, las naciones y sus rivalidades a ellos que hablan al mundo integro! La música contribuye a la unión de las almas en el mundo más que todas las palabras y todas las ideas.


Stefan Zweig (1881-1942)/ Los creadores

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