…
En
el mismo instante en que las letras se nacionalizaban mediante el idioma, -el
autor se refiere al latín como lenguaje universal para las ciencias- un arte
nuevo, un lenguaje nuevo se expandió por sobre las lenguas: el idioma que está
por encima de los idiomas – la música,
el único y solo lenguaje que habla por igual a todas las almas, que con sus
alas invisibles sobrevuela todas las fronteras, el arte que más que ningún otro
tiene el poder mágico de apaciguar las disonancias, de unir íntimamente a todos
lo corazones, en virtud de que expresa ni más ni menos lo universalmente humano.
Una
melodía no habla ningún idioma particular, todo el mundo puede comprenderla,
pertenece a todos, indistintamente, como un regalo ofrecido por los cielos;
pertenece a todos, como el aire, del que es el alma cantante . Por mucho que los
pueblos se combatan, la música será siempre propiedad de todo le mundo…, y creo
que aquél que entienda exactamente ese lenguaje no se sentirá
extraño en ningún parte de la tierra…; donde quiera podrá crear y
trabajar, sintiéndose como en su casa;
el alemán Handel reside en Londres y compone música sobre textos ingleses, el austriaco Gluck vive
en París y pone música a obras franceses, Mozart produce óperas italianas, lo mismo
que óperas alemanas. ¡Qué les importa las palabras, las naciones y sus
rivalidades a ellos que hablan al mundo integro! La música contribuye a la unión
de las almas en el mundo más que todas las palabras y todas las ideas.
Stefan
Zweig (1881-1942)/ Los creadores
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